Shanghái, dispuesta a flexibilizar el confinamiento a raíz de las quejas de los vecinos

Muchos denunciaban falta de comida porque muchas tiendas están cerradas y miles de repartidores también se han contagiado

Dolores Rodríguez
3 min
Vecinos de Shanghai hacen cola para someterse a una prueba de coronavirus  en una zona residencial confinada.

PekínShanghái empieza a relajar el confinamiento y algunos vecinos afortunados han podido salir a la calle después de dos semanas de cierre estricto. El impacto económico y el descontento de la población ante las medidas de aislamiento draconianas parecen haber empujado a las autoridades a esta decisión. La medida llega a pesar de que se siguen contando más de 24.000 nuevos casos diarios de contagios por ómicron, la inmensa mayoría asintomáticos. Desde Pekín, el portavoz de la Comisión Nacional de Salud , Lei Zhenglong, advertía que “la epidemia se encuentra en una fase de rápido aumento y la transmisión social todavía no está bajo un control efectivo”.

La administración de Shanghái no ha sido muy clara a la hora de especificar las medidas para aliviar el confinamiento. Este martes se han limitado a anunciar que algunas zonas residenciales serían clasificadas de bajo riesgo, siempre que llevaran más de 14 días sin registrar ningún contagio. La confusión sobre la libertad de movimientos sigue reinando a pesar de que la medida tiene que beneficiar en teoría a unos 4,8 millones de residentes. La falta de concreción sobre si se puede salir a la vía pública o tan solo pasear por el interior de la comunidad ha provocado que en muchos complejos residenciales no se autorizara la salida de las viviendas.

Pedidos por internet

Marta y su marido ya llevaban quince días sin salir de su domicilio antes de que el 1 de abril se decretara el confinamiento en la parte oeste de la ciudad. En su vecindario se habían detectado tres positivos y las autoridades cerraron la urbanización entera para poner en cuarentena a todos los vecinos. Así que ahora ya hace más de tres semanas que están encerrados y solo salen a la puerta del edificio para hacerse una PCR cada tres días. Asegura que han tenido suerte y no se han quedado sin comida, porque la comunidad de vecinos se ha organizado y ha conseguido hacer alguna compra conjunta de productos de primera necesidad. La compra por internet es la única opción de la que disponen y, si el pedido es grande, hay más posibilidades de conseguir que un comercio esté dispuesto a llevarla. También han recibido en tres ocasiones bolsas con comida entregadas por el gobierno: contenían aceite, huevos, carne y verduras. Destaca que al menos en su vecindario ha habido mucha solidaridad y la gente ha ayudado a las familias con hijos y personas mayores que tenían dificultados para acceder a internet.

Pero en una ciudad de 25 millones de habitantes, los problemas han sido múltiples y las quejas se han dejado escuchar tanto que la administración ha pedido perdón por la mala gestión. Muchas tiendas y supermercados cerraron cuando se contagió su personal y miles de repartidores también quedaron confinados en casa sin poder trabajar. Las quejas sobre la falta de comida han sido muy numerosas a pesar de ser eliminadas rápidamente de las redes sociales. En algunos distritos donde los vecinos protestaban por la noche desde las ventanas, las autoridades han hecho volar drones con altavoces desde los que advertían de la necesidad de mantener el confinamiento. Incluso hay vídeos, aunque su autenticidad no está verificada, donde se ve a los vecinos rompiendo las barreras, saliendo a la calle y saqueando supermercados.

La asistencia sanitaria ha sido el otro problema grave. La nueva ola de la pandemia ha impedido o retrasado el tratamiento de personas con otras patologías y se han reconocido algunas muertes por asma. Además, las estrictas medidas de confinamiento han dificultado tratamientos de quimioterapia o de enfermedades crónicas como la diabetes. Según algunas fuentes, un millar de personas podrían haber muerto por la falta de asistencia médica.

Asintomáticos en centros de confinamiento

Sin embargo, lo que ha generado más criticas ha sido el hecho de que las autoridades hayan enviado casos asintomáticos a centros de confinamiento. La mayoría de los afectados alegan que, si no tienen síntomas, están más seguros en casa que en estos grandes centros que se han habilitado en recintos feriales y donde hay miles de personas. En las redes se han difundido vídeos de centros todavía en construcción, donde hay gente durmiendo en tierra. Ante el alud de contagiados, en algunas instalaciones se han habilitado cajas de cartón como camas de emergencia.

La política de covid cero se ha convertido en un bumerán para el Gobierno chino, que hasta ahora había proyectado una imagen de triunfo sobre la pandemia. A la imagen distópica de Shanghái, con calles vacías y gente quejándose de que pasa hambre, se suma el retardo económico. El puerto de Shanghái funciona a medio gas y muchas empresas han tenido que suspender la producción. El grupo de servicios financieros Nomura calcula que hay unas 45 ciudades chinas bajo confinamiento total o parcial, una situación que provocará la caída del PIB.

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