ASALTO AL CAPITOLIO

¿Podría ser cesado Trump como presidente de los EE.UU. antes del 20 de enero?

El gobernador republicano de Vermont insta a poner en marcha la 25 enmienda para destituir al presidente

Quim Aranda
07/01/2021

LondresEn los momentos más graves del asalto al Capitolio de los Estados Unidos, después de que se interrumpiera la sesión de ratificación del presidente electo, Joe Biden, el gobernador de Vermont, el republicano Phil Scott, hizo un llamamiento, a través de sus redes sociales, a echar de la presidencia Donald Trump aunque ya solo le queden trece días como inquilino de la Casa Blanca. Scott acabó un hilo de seis tuits así: "Los fundamentos de nuestra democracia y los principios de nuestra república están siendo atacados por el presidente. ¡Basta! El presidente Trump tendría que dimitir o ser cesado de su cargo por su gabinete o por el Congreso". Invocaba, de hecho, la 25ª enmienda de la Constitución de los Estados Unidos.

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La de Scott no ha sido la única voz que ha llamado en las últimas horas a poner fin a los días del magnate de la manera más ignominiosa, quizás la única posible atendida la gran ignominia con la que él mismo ha manchado el corazón de la institución.

También se ha sumado, entre otros, el senador Ben Sasse, republicano por Nebraska, que ayer aseguraba que la violencia vivida en la capital federal "era el resultado inevitable y feo de la adicción del presidente a alimentar constantemente la división". "Hoy el Capitolio de los Estados Unidos, el símbolo de autogobierno más grande del mundo, ha sido saqueado mientras el líder del mundo libre, detrás su teclado, no paraba hacer tuits contra su vicepresidente porque había cumplido los deberes de su juramento a la Constitución". Sasse, sin embargo, no ha llegado a sugerir que Pence sustituyera Trump.

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Quien sí que lo han hecho es un grupo muy destacado de politólogos de universidades americanas de prácticamente todos los estados de la Unión. Han firmado una carta abierta exigiendo acción decisiva contra lo que muchos entienden que ha sido un intento de golpe de estado institucional.

Los firmantes han pedido "al Congreso de los Estados Unidos, al vicepresidente Mike Pence y al gabinete que destituyan inmediatamente al presidente Donald J. Trump mediante el proceso de impeachment o invocando la 25ª enmienda". "Las acciones del presidente –indican– amenazan la democracia norteamericana. Ha rechazado la transferencia pacífica de poder, ha animado a los legisladores estatales a tumbar los resultados electorales en sus estados, ha presionado a un funcionario estatal para que cambiara los resultados electorales y ahora ha incitado a una multitud violenta que paró el recuento de votos electorales y asaltó el Capitolio de los Estados Unidos".

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Origen de la enmienda

Ha pasado más de medio siglo desde que la Constitución del Estados Unidos fue enmendada para incluir un mecanismo para destituir al presidente. Nunca hasta ahora se ha utilizado. La enmienda, ratificada el 1967, creó un mecanismo legal para designar una cabeza de estado cuando el presidente esté discapacitado o muerto. En concreto, el texto dice que se lo puede destituir si es "incapaz de cumplir los poderes y deberes de su cargo".

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A lo largo de la presidencia de Trump ha habido momentos en que la enmienda se ha mencionado en círculos políticos de Washington. Quizás era una fantasía o un deseo más que una realidad. Pero se habló de ella, por ejemplo, cuando el presidente twitteó que tenía un "botón nuclear más grande" que el del líder norcoreano, Kim Jong-un. En el libro Fire and fury Michael Wolff retrató un presidente que no estaba a la altura del trabajo. "No es disparatado decir que se trata de asuntos de la 25ª enmienda", dijo en 2018 en una entrevista en el programa Meet the press de la cadena NBC, aludiendo a la referencia nuclear.

¿Cómo se puede invocar la 25ª enmienda?

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Para hacerlo, en primer lugar, hace falta coraje político. Entre otras cosas porque supondría que todos los que hasta ahora le han reído las gracias, y han azuzado todavía más el enorme ego de Trump y todos sus delirios, hacen un acto público de arrepentimiento. A esto equivaldría que el vicepresidente Mike Pence –que demasiado tarde y con la boca pequeña parece haber roto con el todavía comandante en jefe de los Estados Unidos– y la mayoría del gobierno le declararan incapaz de "cumplir los poderes y deberes de su cargo".

Si el presidente discutiera la decisión, dos tercios de la Cámara de Representantes y del Senado tendrían que votar para cesarlo y sustituirlo por el vicepresidente en un plazo máximo de 21 días. Los legisladores podrían también designar, a través de una ley especial, un gobierno alternativo al consejo de ministros con el cual Mike Pence podría intentar determinar que Trump no puede continuar. De todos modos, los términos de la presunta incapacitación son muy ambiguos. Y en ningún caso incluyen aspectos como diferencias políticas, la impopularidad, el mal criterio, la incompetencia, la pereza o una conducta impugnable. La enmienda 25ª parece, sobre todo, un artefacto decorativo; intimidatorio y poco más.

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¿Es probable la incapacitación de Trump?

A pesar de que este jueves a mediodía, a primeras horas de la mañana en Washington, diferentes medios de comunicación norteamericanos apuntan que hay "reuniones preliminares" entre miembros del gobierno para destituir Trump, el hecho es que la posibilidad es remota o muy remota. En 2019 Pence calificó de "absurdo" cualquier sugerencia de que invocara la enmienda 25ª. Pero, además, quedan sólo trece días para el fin de su mandato y hay poco tiempo para poner en marcha todo el proceso, por no mencionar que quizás no haya tampoco la antes mencionada voluntad política.

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El breve comunicado que Trump ha hecho público esta madrugada en Washington hace pensar que nadie se atreverá a dar el paso. El todavía presidente se ha querido proteger de cualquier posible acusación de instigar el asalto al Capitolio y ha asegurado, además, que no se opondrá a salir de la Casa Blanca: "Aunque estoy totalmente en desacuerdo con el resultado de las elecciones, y los hechos me lo confirman, aun así, habrá una transición ordenada el 20 de enero. Siempre he dicho que continuaríamos nuestra lucha para que solo se contabilizaran los votos legales. A pesar de que esto representa el final del primer mandato más grande de la historia presidencial, solo es el comienzo de nuestra lucha por volver a hacer América grande".

El reinado de un Calígula del siglo XXI acaba de forma lógica. Empezó explotando el populismo y las mentiras y llega a su punto y final desafiando las instituciones de las que se ha servido durante cuatro años. La gran incógnita a estas alturas es si después del espectáculo vivido, Trump y el trumpismo tienen algún recorrido y si el Partido Republicano se deshará de su agente más destructor.