El australiano hacen de la Europa que se ha hecho viral para hablar en catalán: "Mi Instagram ha explotado"
Finn Higgins es un estudiante de máster que ha aprendido la lengua gracias "a los 'compis' de piso, las redes sociales y Carles Porta"
Barcelona"Mi cuenta de Instagram ha explotado. Los amigos me dicen que quieren ser mis agentes", dice riendo Finn Higgins, un australiano de Melbourne. Este joven de 24 años llegó hace menos de dos años a Barcelona para estudiar un máster de arquitectura del paisaje en la ETSAB (UPC), aprendió catalán y le habla siempre con su entorno. "He aprendido catalán con los compis de piso, con las redes sociales y Carles Porta, estoy enganchado a Crímenes", dice.
Lo que no se imaginaba es que un vídeo que le hicieron en la calle el día que el CF Europa jugaba el derbi con el Sant Andreu se convertiría en viral por el hecho de hablar un catalán tan bueno y tan rápido. Su caso demuestra que los vínculos emocionales y la complicidad del entorno son esenciales para aprender la lengua.
Higgins conocía "Catalunya y la existencia del catalán" antes de venir a realizar el máster de arquitectura porque en el 2014, en su clase en Melbourne, apareció durante un año un estudiante de Gràcia, Enric Sagarra, hijo del urbanista Ferran Sagarra, antiguo director de. A lo largo de diez años, los chicos mantuvieron el contacto y Higgins visitó al amigo un par de veces. Por eso cuando pensó en realizar un máster para ampliar los estudios y salir de Australia, pensó: "En Barcelona tengo un amigo, una escuela de arquitectura que es reconocida y una cultura que me interesa".
En julio del 2023 aterrizó en Barcelona. El año antes había realizado un curso de castellano, porque el máster de la UPC se imparte en castellano y tampoco había oferta de catalán en Australia. Aún así, la realidad le ha sorprendido: "No me imaginaba que hablaría mejor catalán que castellano, ha ido así".
"Siempre que la gente me pregunta cómo he aprendido catalán, yo digo que con mucha suerte y mucho esfuerzo", afirma. El factor suerte le atribuye a que, a las dos semanas de estar aquí, ya compartía piso con tres chicos catalanohablantes. "Eso es un paso que los guiris no pueden dar", admite. Como no podía hablar catalán, empezaron en inglés, pero hizo un curso de catalán gratuito en el Consorcio por la Normalización Lingüística y en Navidad decidieron cambiar de lengua en casa. "Esto fue un momento muy importante, extremadamente difícil al principio, porque sólo había realizado un curso básico y cambiar de idioma implicaba reconstruir las relaciones con los amigos", recuerda.
El otro elemento de socialización crucial fue el fútbol: que su amigo le hiciera socio de Europa. "Es un ambiente al que puedes ir cada semana si no tienes muchos amigos y no puedes mantener una conversación; si estás mirando el fútbol sientes catalán y no es incómodo", explica. Éste fue un espacio de socialización entre iguales para hacer inmersión en catalán y atreverse a usarlo sin vergüenza. Poco a poco ha construido una red "muy fuerte de amigos catalanes".
Evitar la burbuja Erasmus y expate
Higgins tiene una opinión clara: "Si no hablas castellano, aprender el catalán puede ser más fácil. Yo inicié todas mis relaciones principalmente en catalán, y por eso cada día lo practicaba, simplemente para hacer vida normal. Conozco a mucha gente castellanohablante que llega, forma sus relaciones en castellano y, aunque entienden el catalán y dicen que tienen ganas de hablarlo," cambia. El estudiante también ha observado "el mundo angloparlante que vive en Barcelona, y es muy mayor, pero viven totalmente en otro mundo", dice. Pero no les culpa: "Es difícil encontrar a quien quiera hacer el esfuerzo de hablar con una persona que no puede decir nada para ayudarle a aprenderlo", dice. Pero al mismo tiempo le sorprende que los extranjeros no quieran aprender más catalán para encontrar a más amigos de aquí.
En su caso, el catalán "era una decisión política, pero no sólo", porque siempre se ha encontrado en ambientes en los que simplemente "es útil hablar catalán", con los amigos y sus familias. Incluso para su trabajo de fin de máster ha necesitado el catalán para leer bibliografía. "Hubiera sido jodido, si no lo hubiera sabido", dice. La lengua es incluso un punto a favor para ligar: "Si intentas ligar en inglés a Barcelona es que no tienes vergüenza, yo no puedo", dice, riendo.
Lo peor, para él, era intentar mantener conversaciones bilingües. "Aquí a mucha gente no le importa que el otro hable castellano y es natural mantener el catalán, para mí esto en un principio fue imposible, estaba haciendo una mezcla muy loca de dos lenguas que estaba aprendiendo", recuerda. Lo mejor, la reacción de la gente cuando le oyen hablar catalán. Todavía le sorprende: "Es impresionante", dice. La viralidad del vídeo lo reafirma.