Trump designa el inglés lengua oficial de Estados Unidos: ¿por qué no lo era?
La diversidad lingüística fue un pilar fundacional del país y ahora es vista como una amenaza, aunque casi el 100% de la población habla inglés
BarcelonaEl presidente Donald Trump ha designado el inglés como lengua oficial de Estados Unidos. El 1 de marzo salía del Despacho Oval una nueva orden ejecutiva que, por primera vez en la historia, determinaba que el país tiene "una -y sólo una- lengua oficial". Trump lo justifica porque esto "no sólo agilizará la comunicación, sino que también reforzará los valores nacionales compartidos y creará una sociedad más cohesionada y eficiente".
Hasta ahora había 32 estados de los 50 que conforman EEUU que había oficializado el inglés como lengua pública y de la administración, pero no era oficial en el ámbito federal. Ni la Declaración de Independencia, ni la Constitución citan ninguna lengua, "pero están escritas en inglés", puntualiza la orden de Trump. De facto, el inglés se ha convertido en la lengua dominante, y de hecho es la lengua que deben saber escribir, leer y hablar quienes optan a tener la nacionalidad estadounidense.
¿Por qué no era lengua oficial?
La diversidad lingüística de Estados Unidos se remonta tan atrás como la propia fundación del país. Donde ya existían decenas de lenguas indígenas, se establecieron colonias que funcionaban en inglés, pero también en francés, neerlandés y alemán. La idea de no definir ninguna lengua oficial pretendía evitar enfrentamientos lingüísticos y priorizar las libertades y derechos individuales. Curiosamente, en nombre de los mismos derechos, este 2025 Trump determina que el inglés debe ser definitivamente la única lengua común.
El presidente republicano defiende en el texto: "Hablar inglés no sólo abre puertas económicamente, sino que ayuda a los recién llegados a participar en sus comunidades, en las tradiciones nacionales ya aportar a nuestra sociedad". Esto es lo que defienden entidades como US English: reducir gasto, progreso y cohesión social. Quienes son detractores creen que es una manera de estigmatizar a las minorías lingüísticas, de hacer crecer la sensación de amenaza y de promover el odio hacia los inmigrantes. Para el profesor de la UPF y experto en multilingüismo e inmigración Vincent Climent-Ferrado, "tras una narrativa buenista, con la cantinela de la integración y el progreso, la lengua se convierte en un instrumento de control de la inmigración". Climent-Ferrado ha estudiado cómo la lengua ya se ha utilizado para denegar nacionalidades en países de Europa como Holanda, Francia y Alemania. Es lo que prevé que quiere hacer Trump en EEUU: "Se puede condicionar la entrada de inmigrantes o firmar órdenes de expulsión por no tener nivel de lengua suficiente, y este nivel puede cambiar", apunta.
La diversidad, ¿un peligro?
En la orden de Trump señala dos hechos: apunta directamente a los inmigrantes y dice que el inglés será "la única" lengua oficial. Esto deja en el limbo los estados que tienen otras lenguas como oficiales aparte del inglés, como Hawái (hawaiano), Dakota del Sur (sioux), Alaska (tiene 24 lenguas oficiales), Nuevo México o Puerto Rico (español). "Habrá que ver si deben derogar la oficialidad porque prevalece el decreto", dice el profesor de la UPF.
El decreto celebra la "larga tradición" de ciudadanos "que han aprendido inglés y le han pasado a sus hijos para las generaciones futuras", una retórica similar a la de una lengua amenazada. La cuestión no es que no se hable suficiente inglés, porque el 78% de los hogares estadounidenses hablan exclusivamente esta lengua, el 91% de ciudadanos dicen hablar inglés muy bien y un 8,4% también lo hablan no tan bien, por lo que el porcentaje real de no-hablantes de inglés es ínfimo. Lo que molesta a los republicanos es que cada vez hay más gente que también habla otras lenguas (tres veces más que en 1980) porque hay más inmigrantes, cerca del 15% (en Catalunya hay un 22,5% de nacidos en el extranjero).
La comunidad hispana crece
Se calcula que en EE.UU. se hablan unas 430 lenguas (160 lenguas nativas americanas). Cerca de 68 millones de personas, de los 340 millones de residentes de Estados Unidos, hablan una lengua que no es el inglés. El más predominante es el español, pero después vienen el chino, el tagalo, el vietnamita, el francés, el coreano, el ruso, etcétera. El 60% de los inmigrantes son de habla hispana: 43 millones de americanos hablan español y se calcula que otros 15 millones lo tienen como lengua habitual (es decir, más de 58 millones, diez millones más que los habitantes de España). "A medida que crece esta comunidad hispanohablante se hace más presente que el inglés no es lengua oficial. Con este decreto Trump muestra dureza con los inmigrantes y refuerza el movimiento republicano más extremo. Lingüísticamente, no tiene ni pies ni cabeza. Es una instrumentalización política de un hecho lingüístico. Porque el inglés es claramente superior en cifras, simbólicamente e instrumentalmente", afirma Climent-Ferrado.
El orden, además de simbolismo, tiene efectos prácticos. Lo importante es que las agencias y organizaciones federales, que hasta ahora estaban obligadas a ofrecer sus servicios e informaciones en varias lenguas, ahora podrán escoger si quieren hacerlo sólo en inglés, porque se rescinde una orden del presidente Clinton del 2000. Trump ya ha dado otros pasos para ir eliminando las políticas de inclusión y diversidad en la administración. En el anterior mandato cerró la versión española de la página web de la Casa Blanca y ahora la cuenta de X.
Hasta ahora había habido varios intentos a lo largo de las décadas de cambiar la Constitución y garantizar la oficialidad del inglés, con movimientos como EnglishOnly, pero habían sido infructuosos o innecesarios. Por último, es oficial de iure, en forma de decreto. Habrá que ver si la mayoría republicana en ambas cámaras hace que esta decisión histórica llegue también a la carta magna.