Abrazar el árbol (de la demagogia)

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"En el curso de formación nos pusieron a abrazar árboles". Este titular deEl Mundo, citando a una profesora, es una frase bien escogida por el diario con la que alimentar el cliché que, por culpa de Sánchez, el rigor en la educación se va por el agujero del fregadero. No cabe duda de que algo está fallando en el sistema. Pero querer personalizarlo en un único individuo –por responsabilidad de gobierno que tenga– es en el fondo tan riguroso como abrazar una conífera. Hace falta un debate en profundidad y honesto. El papel escandalizado de ciertos medios de comunicación resulta hipócrita. Cada vez estoy más convencido de que la proliferación de manipulaciones y noticias falsas, bajo sus múltiples formas, obedece a un único objetivo fundamental: destruir la noción de que un conocimiento común y basado en la actualidad es posible. Es necesario revisar planes de estudios, someter a examen las nuevas metodologías (pero sin demonizarlas per se, ni caricaturizarlas) y evaluar si el mecanismo de facultar a maestros es el óptimo. Sin embargo, mientras el terreno de juego de los medios de comunicación dominantes consista en despreciar cualquier mínimo sentido de la objetividad, los escolares tienen todos los números de acabar más desorientados que Adán el día de la madre.

Una persona huele las flores de un árbol.

Ahora sí

Ahora sí, vacaciones. Mi ausencia reciente fue cardiopáticamente motivada, así que supongo que se excusa de que me saltara la costumbre –¡de tantos años ya!– de despedirme como un niño bien educado, pulido y cleñinado. Lo hago ahora, contento de todo el calor recibido en las últimas semanas. Como el año pasado, dejo una pequeña vuelve: unas cuantas recomendaciones literarias sobre periodismo para no periodistas que irán saliendo la próxima semana. Gracias por el privilegio de contar con sus lecturas y comentarios.

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