¿Qué caray son estas bolsitas?
El domingo por la noche el 30 minutos profundizaba en El nuevo tabaquismo sobre las formas de inducir al consumo de nicotina evitando el acto tradicional de fumar, cada vez más restringido. Adentrarnos en el gran vicio mundial por excelencia es acercarnos al esperpento. Porque esta adicción siempre ha tenido la capacidad de normalizarse. Que recuperaran las imágenes de archivo, de 1988, de un maestro de una escuela sorprendido y algo molesto porque no podía fumar en el patio es la síntesis perfecta de la resistencia a considerarlo un mal hábito. Ver ahora imágenes de la gente fumando en institutos, aviones, restaurantes u oficinas y que prohibirlo implicara polémica y horas de debates en los medios de comunicación resulta chocante.
Precisamente por eso es fácil intuir que muchas de las imágenes que vimos en este 30 minutos provocarán perplejidad en el futuro. Es el caso de las pequeñas bolsitas de nicotina que se colocan en la encía, absolutamente popularizadas en Suecia. ensuciando las calles se perpetúa sea cual sea el producto de consumo.
El reportaje recogía múltiples testigos de adolescentes menores de quien se preservaba el anonimato. 30 minutos era obvio que una de las nuevas estrategias de venta tiene que ver con el embalaje de los productos. ambientación de taberna inquietante, descubrimos espacios de venta con diseño cuidado y minimalista que remiten a la estética limpia, moderna y aséptica de las tiendas Apple. boutique de Philip Morris en Barcelona con su responsable de ventas hablando de las propiedades de su producto. El reportaje también permitía comprobar la nueva política de comunicación de Philip Morris. Si durante décadas la compañía tabacalera era un ente silencioso y hermético, ahora aparecía el director científico de la empresa hablando frente a la cámara cuyo discurso casi parecía ir a favor de la salud del consumidor. Una magnífica política de fingida transparencia, con intenciones sibilinas a la hora de informar. Otro caso era el del sueco que está intentando expandir su negocio de las bolsitas de nicotina en Barcelona después de haber abierto un portal de venta online, que también nos enseñaban. Quizás hubiera sido conveniente borrar la marca, porque el reportaje que debía denunciar las nuevas formas de tabaquismo provocaba en algunos momentos un efecto inverso: un anuncio que ofrecía un abanico de posibilidades y nombres de producto.