La caverna, frente al plato de verdura
"Cuatro años más de Sánchez", titula La Razón en portada, con la misma resignación del niño que ve como aterriza sobre la mesa, un día más, un plato de patata y judía. En la silla de al lado, elAbc se niega a asumir que el menú lo es a cuatro años vista. Cree que todavía hay esperanza y el padre quizá le acabe sirviendo libretos con ketchup: “Sánchez consigue la investidura, pero no la legislatura”, dice su principal titular. Buena suerte con el plato de brócoli de los próximos 1461 días. Y entonces hay El Mundo, el niño que no para quieto y que ni siquiera se ha sentado todavía en la mesa: el día que toca consignar una noticia capital como es la reválida de un presidente de gobierno, él decide que las acelgas se las comerán su tía, y sale con un cirio roto para abrir primera página: "Empresarios y fondos alertan del riesgo de invertir en España". Lo siento, hijo: si cierras los ojos, la coliflor sigue siendo coliflor –y no unos macarrones a la boloñesa– y Pedro Sánchez sigue siendo presidente. Rebec, el diario comienza a picar furioso con los cubiertos sobre la mesa y destaca en portada un artículo de Javier Redondo dedicado a Sánchez –sí, hijo, el presidente Sánchez– titulado "El césar de las tinieblas" donde le dedica las siguientes bondades: “agresivo”, “traidor”, “sólo subsiste, perdura y repunta en las trifulcas y la tangana”, “personaje deAlatriste desprovisto de la poética que el creador concede a sus bribones”, “buscavidas agobiado y molesto por sus años de máscara y penumbra”, “resentido”, “farsante”, “buenista ligero”, “envilecido”, “supedita su autoestima al poder de que dispone”, “siembra cizaña y deja a su paso tierra quemada y una risa jactanciosa y vacía”.
Va, venga, un par de sorbos de zumo de melocotón. Pero después tienes que comerte las espinacas.