Àlex Gorina en un momento del documental 'Te faran un hombre'.
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En 1986, el dibujante Ivà creó, para la revista El Jueves, las Historias de la puta mili, una serie cómica donde se parodiaba el ejército español y el servicio militar. La sátira inspiró una película y una serie de televisión. Este martes, el Sin ficción nos hacía estremecer con un documental que nos mostraba otras historias muy bestias sobre la mili que no hacían esbozar ni media sonrisa. Te harán un hombre es otra mirada al servicio militar, que se aleja de las novatadas y las batallitas para adentrarse en la violencia, las torturas y las vejaciones contra chicos que, por obligación, debían formar parte de ese sistema obsoleto y primario.

Uno de los testigos, el escritor Antonio Muñoz Molina, recuerda cómo se normalizaba todo el proceso de integración de los soldados despojando a chicos muy jóvenes de su identidad, deshumanizándolos y uniformizando su conducta. La violencia que existía en el servicio militar era un saber popular y por eso había tantos hombres que no querían ir, tantos otros que tenían miedo de ir a soldados y tantas familias que sufrían ante la llegada de esta etapa inútil . El documental pone palabras, caras y detalles terribles a un secreto colectivo que era una especie de patrimonio nacional. Esta ultramasculinidad se vendía como la gallardía máxima del ejército español, pero todo esto tenía otra cara. Te harán un hombre la enseña, la explica y, lo más importante, saca esta pátina de tradición, de cultura militar, con la que se disfrazó la violencia. Otro tipo de violencia machista, porque también se sustenta en la gratuidad, la ley del más fuerte y la voluntad de vejar a las personas que se detectaban como más vulnerables. que ocupaban y de las rutinas. Son secuencias que, observadas desde la perspectiva actual, se perciben ridículas.evasión y escape de las COE deberían provocar un descalabro político y mediático mayúsculo a escala estatal.

Como la mayor parte del relato se construye a partir del testimonio de antiguos soldados que sufrieron los abusos y vejaciones, la narrativa incorpora imágenes simbólicas que representan el terror que sufrieron. Quizás en algunos casos existe un exceso de repeticiones de este recurso y del uso de los muñecos para hacer más gráfica la violencia.

Las historias de los protagonistas son impresionantes y angustiantes y se hace evidente el dolor que todavía conllevan. El testimonio del crítico de cine Àlex Gorina es extremadamente impactante cuando desvela la violación grupal que sufrió. "No puedo creer que yo sea el único", afirma perplejo. Tiene razón. Y el correo electrónico que aparece al final del documental para recoger a más víctimas de tanta crueldad nos hace pensar que Te harán un hombre es sólo la punta del iceberg de un escándalo que debería merecer, al menos, una respuesta institucional.

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