La crónica más singular del ataque contra Trump
La BBC cubrió el atentado contra Donald Trump de forma insólita. La cadena pública británica tenía su corresponsal en Estados Unidos, Gary O'Donoghue, en el lugar de los hechos, y vivió en directo el tiroteo durante el mitin. Cabe decir que, como periodista, O'Donoghue tiene una característica muy poco habitual en la profesión y es invidente. Trabaja en la BBC desde que se graduó en la universidad, desde 2004 ha trabajado en la sección de política, ha aportado buenas exclusivas a la cadena y ha contado historias desde Asia, África y distintos puntos de Europa.
El resultado de la crónica también era poco común. Gary O'Donoghue hizo el relato de los hechos en primer plano, tumbado en el suelo, con la cara a pocos centímetros del césped. La cámara también le observaba desde el mismo nivel. El corresponsal explicaba que se encontraban a unos cientos de metros del punto donde Trump hacía su discurso y que, de repente, oyeron la ráfaga de media docena de disparos. El periodista habla en plural y explicaba que oyeron a una mujer que gritaba que habían disparado a alguien, y que un hombre les dijo que creía que había un par de francotiradores, pero que no estaba seguro. El propio O'Donoghue admitía que había que dejar pasar un tiempo para aclarar lo sucedido. Nos advertía, aunque era evidente, que estaban tumbados en el suelo, escondidos detrás de su coche, para protegerse. Admitía que aquél no era el lugar más ideal, pero que era el único que habían encontrado en ese momento. “Creo que el mitin ha terminado, no oigo el discurso que estaba haciendo Trump”.
Lo extraño es que, en la imagen, veíamos cómo, detrás de él, la normalidad había vuelto. Los coches circulaban por la calle y había peatones paseando tranquilamente como si nada hubiera pasado. La cotidianidad urbana contrastaba con ese hombre tumbado en el suelo, vestido con americana y corbata, como si estuviera escondido en una trinchera en una situación de peligro extremo mientras el mundo recuperaba sus rutinas habituales. Se entiende que su ceguera no le permitía comprobar muchos de los elementos que indicaban que la normalidad había vuelto a la zona, pero el corresponsal no iba solo y su equipo podía contribuir a darle información de contexto. Le acompañaban la productora Iona Hampson y el cámara Sam Beattie.
La crónica llama la atención. Un atentado contra un candidato a la presidencia y expresidente estadounidense normalmente precisa de un relato basado en la mirada, en la explicación visual de los hechos. O'Donoghue opta por mostrarse a sí mismo en las circunstancias de protección del momento del ataque y describir los hechos que ha vivido. Se exhibe en una posición de riesgo como si el peligro todavía fuera inminente, como si los rasgos no se hubieran detenido. Un corresponsal escondido, tumbado en el suelo, narrando los acontecimientos, genera siempre más sensación de alarma a los espectadores. Un recurso televisivo exagerado, incluso dudoso, que pretende recrear la intensidad emocional del momento y que sin duda intenta compensar la falta de imágenes del momento clave.