Denunciar el antisemitismo pero también el abuso del término

Habría que poder hacerlo. No debe ser tan difícil. Hay que poder decir sin tapujos que el antisemitismo existe y es execrable y, al mismo tiempo, lamentar que éste es un concepto que se utiliza a veces como escudo para intentar criminalizar a cualquier crítica o buscar cierta impunidad. Y también debe admitirse que ser receptor de odio racial o religioso resulta compatible con ser, a la vez, emisor de ese mismo odio pero contra algún otro colectivo. Una cosa no anula la otra y, sin embargo, los acontecimientos de Amsterdam recientes se están explicando en algunos medios como si las agresiones verbales o físicas hubieran sido unidireccionales. Los aficionados del Maccabi de Tel-Aviv insultaron y provocaron a los palestinos y deshonraron el minuto de silencio por las víctimas de la DANA valenciana. Posteriormente, fueron agredidos por simpatizantes propalestinos. El gobierno de Netanyahu y otros actores lo califican de "pogromo de Ámsterdam", lo que es un frente a la memoria de quienes realmente sufrieron aquellos acontecimientos históricos. Hay que poder denunciar la violencia sin invocar un concepto que, en ocasiones, parece sólo buscar la impunidad.

Así, El País, por ejemplo, hablaba de "disturbios que las autoridades de los Países Bajos consideran antisemitas", mientras que el New York Times validaba la tesis del antisemitismo, sin detallar que procedía de una fuente concreta. La fuente policial, por cierto, no ha explicado qué criterio utiliza para elevar esta andanada entre hooligans futbolísticos a una cuestión de odio religioso. ¿las acciones previas no deberían calificarse de islamofobia? El periodismo bebe del conflicto, pero debería ser una fuerza de paz. uno de los bandos está aplicando una fuerza desproporcionada.