Y después de 'Alerta inundable', ¿qué?
Alerta inundable, el Sin ficción de este martesen TV3, arrancaba de una manera potentísima. Sentíamos la recreación de una conversación entre la directora del documental, Laia Mestre, y un técnico de la Agencia Catalana del Agua (ACA). Primero establecían un pacto de confidencialidad y, posteriormente, el hombre afirmaba haber recibido presiones de ayuntamientos y superiores para firmar informes que no deberían haber sido aprobados en modo alguno. Advirtiendo de unas negligencias de la administración vinculadas a situaciones de catástrofe, nos transportaban al núcleo de la historia: la construcción de viviendas en zonas con alto riesgo de inundación.
Alerta inundable mantenía el anonimato de los cuatro testigos de la ACA con los que había contactado el equipo del programa. El documental era mucho más que señalar a los puntos negros del mapa. Cumplía la función periodística de descubrir unos hechos muy relevantes, denunciar las grietas y negligencias de la administración y cómo se perpetúa la temeridad. Provocaba estupefacción: por la gravedad de los casos, por la impunidad de la administración, por la vigencia de los hechos y por la gran extensión de terreno afectado en los ejemplos que vimos. La coordinación entre la realización y la postproducción para señalar geográficamente estas zonas explicaba muy bien el alcance y potencial de estas inundaciones. La cámara seguía la dirección del agua para mostrar todo lo susceptible de ser arrastrado. Expertos, abogados, asociaciones vecinales y propietarios afectados contribuían a esclarecer las incoherencias del sistema, los callejones sin salida burocráticos y la ocultación de información a los ciudadanos. Es posible que a raíz del documental mucha gente se enterara de que vive en una zona de alto riesgo.
Alerta inundable debía emitirse hace semanas y las autoras acusaron a la dirección de intento de censura. Un conflicto muy mal gestionado por la cadena que provocaba suspicacias en el espectador. Mientras le veías, era inevitable pensar en lo que podía haber sido retocado o que no se nos estaba revelando. Paradójicamente, es como si el documental se hubiera convertido en un alertador en sí mismo de las dinámicas y servidumbres de los informativos de TV3.
Los medios de comunicación son esenciales para los alertadores. No sólo por señalar disfunciones sino por garantizar la salud democrática del sistema. Crear tensiones periodísticas en torno a este tipo de denuncias tan importantes puede minar la confianza de futuros testigos y disuadirles de hablar. La polémica, por cierto, ha ensuciado el elevadísimo valor informativo de la denuncia. Justo antes delSin ficción, Cruañas anunció el programa. Pero también habría sido lógico que, al día siguiente, los informativos se hicieran eco de los hechos tan graves que han destapado. El 3Cat Info pudo vender con más orgullo la exclusiva que ha conseguido a través de estos cuatro técnicos de la ACA. ¿Y ahora qué? ¿Lo vuelven a tapar como si nada hubiera pasado? Qué fácil es hablar del caso Mazón en Valencia y qué difícil de lo que ocurre en casa. Menos autobombo y mayor periodismo.