Cómo devaluar el feminismo en tres portadas
La manifestación del 8-M del 2018 fue histórica y todos los diarios colocaron en portada imágenes de la riada de gente. Bien, el Abc puso en primer plan de una chica joven, guapa según el canon dominante, y con un titular en positivo: es así como podemos saber que entonces todavía gobernaba el Partido Popular. Un año después, con Sánchez ya de presidente, los titulares de la caverna habían pasado del dulce al agrio. Y el Abc también retrataba a una chica joven y guapa según las convenciones, pero ya no la mostraba alegre como el anterior, sino más hosca. Abc, El Mundo y La Razón criticaban aquel año la politización de la jornada. Lo cual, claro, era una politización instada desde la misma prensa que la denunciaba: las mujeres (y los hombres) que se manifestaban seguían pidiendo exactamente lo mismo, la puñetera igualdad de derechos y oportunidades. Pasamos al 2020. El Abc sigue apostando por el primer plano de una chica joven y atractiva –siempre según unos parámetros muy estrechos– pero en este caso mira de cara y la actitud parece más agresiva, desafiante. Que las mujeres se manifiesten está bien, pero dentro de un orden, nos dice esta curiosa evolución gráfica de doncella a bestia en solo dos años. El recurso de la chica-estandarte –que cuando se usa el 8-M tiene un punto de contradicción evidente– comporta una ventaja añadida: te ahorra tener que mostrar a la multitud y, por lo tanto, la amplitud de apoyo que genera una determinada causa. Las portadas de Madrid del día siguiente del 11 de septiembre, por ejemplo, son siempre un manual de uso del teleobjectivo y el zoom.
Y así llegamos a este 2021. Ya no hay retrato de chica joven en el Abc: solo un titular sin foto, y se insiste un año más en la supuesta fractura del feminismo. En LaRazón omiten directamente ninguna referencia al 8-M en su primera página. La triple derecha ya baja la persiana. Como mínimo hasta que vuelva a mandar el PP. O lo haga Vox.