La mirada de la prensa

Los editoriales del día: un pacto catastrófico para algunos, inofensivo para otros

Coincidencia en los diarios catalanes en dar una oportunidad a la negociación a pesar de las reservas

BarcelonaEl acuerdo entre Junts y el PSOE acapara, como es comprensible, a todos los editoriales de prensa. Eso sí, mientras una parte del quiosco lo vive como la venida del apocalipsis que debe enterrar definitivamente a España, la otra le quita hierro y considera que no tiene, en realidad, excesiva trascendencia (más allá de salvar la legislatura porque no gobiernen PP y Vox).

Entre los más escandalizados, están La Razón, que sigue jugando con la gasolina de la llamada a movilización, amparándose casi en términos morales. En un editorial lleno de términos bélicos, escribe: “Los españoles de bien estamos llamados a la movilización contra el atropello y la indignidad. Sin resignación ni rendición. La democracia prevalecerá frente a quienes la venden por 30 monedas de plata o 7 diputados”. El diario considera que Puigdemont ha logrado "una victoria sin paliativos, sin duda la más importante de la historia de este movimiento reaccionario y arcaico, que ha sabido explotar las insaciables ansias de poder personal de Pedro Sánchez".

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En el caso delAbc, en cambio, la estrategia pasa más bien por tratar de fracturar el bloque socialista. Con el título "El PSOE abandona la transición", el texto no está de recordar que "esta operación no sería posible sin el concurso de 122 diputados" y añade que también es culpa "de un entramado mediático dispuesto a legitimar a todos los excesos del Partido Socialista”. Escrito asimismo en términos hiperbólicos, considera que las cesiones a Junts y ERC “son totales y, en gran medida, todas ellas son letales”. Y afirma que "en el ámbito fiscal el acuerdo rompe de facto no sólo con la igualdad entre españoles, sino que tritura el principio de solidaridad que nos distingue como un Estado social y democrático".

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En el caso deEl Mundo, ataca el flanco de la fractura. La editorial se titula “Un pacto por la convivencia de todos” y califica a Puigdemont como representante “de uno de los nacionalismos más reaccionarios de Europa, con ideales supremacistas y que quiso hacer extranjeros en su propia tierra a mitad de los catalanes”. El diario se expresa también en términos catastróficos. "Nunca en nuestra historia democrática un presidente del gobierno había sometido el funcionamiento diario del país a la continua tutela del nacionalismo que quiere acabar con él", concluye.

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Mientras, al otro lado del espectro ideológico, El País intenta calmar los ánimos. Para el diario de Prisa, ni hay cesiones, ni existe ningún acuerdo que deba materializarse. "El pacto consiste básicamente en la descripción de los desacuerdos entre ambas formaciones, pero con el compromiso de negociarlos dentro del marco legal vigente". El rotativo no se ahorra críticas a los partidos independentistas, diciendo que encarnan “una muy discutible narración histórica llena de tics esencialistas sobre las relaciones entre Cataluña y España y, sobre todo, su presentación del actual conflicto como una querella bilateral histórica necesitada de 'una mediación internacional”. La conclusión es que el acuerdo “devuelve a los independentistas al marco constitucional”. El País había trabajado claramente a favor del entendimiento, pero una vez conseguida comienza a trazar líneas rojas. “La alarmante alusión al lawfare –el uso ilegítimo de la justicia para combatir a los rivales políticos que constituye una de las obsesiones de Puigdemont– está redactada con tanta ambigüedad que da pie a interpretar que se podría dictaminar una prevaricación judicial desde el Congreso, algo inconcebible en un régimen de separación de poderes”. Y también subraya que en modo alguno se han puesto las bases hacia un referéndum unilateral. El texto acaba haciendo un café para todos, versión 3.0, cuando dice que todo se trata "de recuperar la senda de los grandes acuerdos autonómicos con los nacionalistas catalanes que todos los presidentes han practicado ya los que después se han acogido el resto de las autonomías".

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La mirada de los diarios catalanes

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La Vanguardia hace hincapié en que el acuerdo marca un cambio de etapa y trata de situar el pacto bajo el foco más favorecedor: “Los recelos mutuos quedan atrás o, al menos, templados”, escribe. El diario del Grupo Godó recuerda que "en política, la coherencia se supedita a menudo a la conveniencia" y considera que las prioridades son "pacificar Cataluña, restaurar la convivencia y restablecer las condiciones para que la economía pueda desarrollarse sin trabas añadidas". El texto no valora especialmente la credibilidad de las intenciones mutuas, pero sí intenta marcar la clausura de El Procés: “En este largo decenio, el proceso y el postproceso han tenido efectos lesivos sobre la convivencia entre catalanes, han minado las relaciones de Cataluña y el resto de España y han dado aire a los extremismos, según ha vuelto a verse esta semana en los disturbios ante la sede del PSOE. Era hora de abrir una nueva etapa, y confiamos en que ese pacto contribuya decisivamente”.

Por el contrario, El Periódico es más moderado en su entusiasmo y dictamina que, en el pacto, ve "muchos riesgos y alguna oportunidad". El diario de Prensa Ibérica, por ejemplo, se subleva contra la referencia al abuso de la ley con fines políticos: “Lo más inaceptable para cualquier demócrata es la alusión al concepto de lawfare que se remite al resultado de las comisiones de investigación que se pongan en marcha en el Congreso y que, se sobreentiende, podrían dar lugar a modificaciones posteriores de la ley que todavía no se ha presentado”. Y cuando escribe que el texto incluye “una oda a la estabilidad de la legislatura” se adivina que el diario no confía en ellos excesivamente. “Los riesgos con este documento para el PSOE son evidentes: acepta el relato independentista que muchas de sus bases, también en Catalunya, no comparten en absoluto. Los riesgos para la democracia española no podrán evaluarse hasta conocer el texto de la ley de amnistía”, sentencia.

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El Punt Avuy, que tradicionalmente ha recogido las posiciones más unilateralistas, muestra prudencia en su texto editorial: “El acuerdo de investidura al que han llegado las fuerzas independentistas con el PSOE tiene la virtud de devolver el conflicto político entre Cataluña y España a un cierto grado de normalidad”, asegura. Aplaude la amnistía como “un hito histórico”, pero añade que “para valorar el grado de bondad de un acuerdo de investidura que hoy por hoy responde más a una declaración de intenciones que a un cobrar de antemano habrá que esperar a ver hacia dónde evoluciona la legislatura tanto en relación con los puntos pactados como con las divergencias explicitadas”. Y, sobre la rivalidad entre los dos principales partidos independentistas, otorga un empate: "Verificador aparte, el acuerdo alcanzado con Junts no va mucho más allá de lo que cerró ERC".

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Por último, el ARA también marca el “cambio de escenario” en su editorial y asegura que "en el mejor de los casos, puede abrir una nueva Transición", al tiempo que le considera "un paso decisivo para devolver el conflicto de soberanías al terreno de la política". El texto subraya que, al margen de qué alcance acabe teniendo, "el giro que han dado tanto Puigdemont como Sánchez es, en ambos casos, importante y necesario". Y hace notar que la oficialidad del catalán en Europa no se menciona en el documento adjunto. “Lo que vendrá en los próximos meses y años será mucho trabajo delicado para coser acuerdos, que deberá hacerse en medio del ruido atronador de la ofensiva de la derecha y la ultraderecha en todos los terrenos, con la complicidad de la alta judicatura y del estado profundo”, concluye.

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