Famosos rumbo a Valencia
El programa Mañaneros de La 1 hace días que se ha centrado en informar de las consecuencias del desastre en Valencia y hace un seguimiento de las tareas y las iniciativas de voluntariado y todas las historias de gente anónima que surgen de la catástrofe. Una de las imágenes recurrentes en las últimas horas son los interiores de los bajos de las casas. Las cámaras muestran los restos de hogares donde antes había años de vida acumulada y ahora quedan solo sus vestigios. Las marcas del agua, de los cuadros y los muebles que han dejado solo la silueta en la pared, como un recuerdo del lugar que ocuparon. Los reporteros entran en las casas como quien hace inventario, pero son unas de las escenas más escalofriantes.
Como contraste, hay que encontrar curiosidades que rompan con el drama. "Los famosos se vuelcan con las víctimas", destacaba el informativo matinal. Los presentadores daban paso a un montaje que repasaba con imágenes la cantidad de celebridades que se desplazaron hasta los pueblos más afectados. Las cantantes Rozalén y Rosalia, la presentadora Paz Padilla, el actor Miguel Ángel Silvestre, la modelo Mar Flores y la presentadora Elsa Anka, entre otros. Después, dedicaban un rato a conversar con la subcampeona de Eurovisión Junior, una niña que vive en Benetússer. También entrevistaban a un tal Mirlo Maltés, un cantante que había venido desde Madrid. Llevaba un mono sucio de barro para que quedara constancia de que también había pasado la escoba. Mientras los voluntarios repartían comida y limpiaban el barro de la localidad, se había instalado en un taburete, había conectado el amplificador a la guitarra y cantaba para la gente de su alrededor: “Siendo músico, lo mejor que puedo hacer es aportar música”, decía, y se ponía a cantar el Hallelujah de Leonard Cohen para que los espectadores se hicieran una idea de su aportación.
Unos famosos estaban allí porque son originarios de aquella tierra y la catástrofe los había impulsado a volver a casa, con sus gentes, en momentos difíciles. Otros por un elevado sentido del deber, o para servir de ejemplo para estimular la presencia de más voluntarios.
Desconocemos el nivel de implicación de cada uno de estos famosos en las tareas de voluntariado y, por otra parte, son personas que tienen todo el derecho a colaborar como buenamente puedan. En algunos casos, era relevante la cantidad de imágenes que había del famoso colaborando en las tareas de voluntariado: desplazándose al interior de una furgoneta, cargando cajas en un almacén, visitando un centro de reparto de comida, como si fuera un reportaje de seguimiento. Es ver a celebridades esforzándose como cualquier otro. Se los muestra también escuchando a la gente autóctona, atentos y sensibles a las circunstancias de las personas que han sufrido la desgracia. Hay una cierta puesta en escena en el acto de presencia de famosos en medio de la catástrofe, una teatralidad añadida que parece calculada para mostrar su humanidad, en un gesto que más que la voluntad de ayudar a los demás rezuma cierta necesidad de contribuir a su propia imagen.