Huawei resiste y se refuerza
El gigante tecnológico chino ha superado el bloqueo estadounidense y, más allá de los móviles, apuesta por las tecnologías del futuro, con patentes y tecnologías propias
La empresa china Huawei ha cerrado sus tiendas emblemáticas de móviles en Europa, incluida la de plaza Catalunya de Barcelona, pero lejos de sucumbir al embargo decretado por Trump y mantenido por Biden, factura y obtiene más beneficios que nunca, mientras continúa dominando el mercado mundial de equipos de telecomunicaciones, su principal negocio. Ahora apuesta fuerte por dominar tecnologías de futuro que la hagan menos vulnerable, como el coche conectado, las plataformas de coches eléctricos, la transición energética y los datos en la nube, con patentes y tecnología propias. Y, siempre, aprovechando su inmenso mercado interior como base de lanzamiento y consolidación de los nuevos productos.
Huawei sufrió un fuerte bache cuando el gobierno de Donald Trump prohibió a la taiwanesa TSMC fabricar y suministrar los chips que la filial Hi-Silicon de Huawei había diseñado para sus smartphones. Al final, Huawei tuvo que venderse su división de smartphones en Honor, una segunda marca creada con inversores chinos para fabricar teléfonos inteligentes con procesadores de la firma americana Qualcomm y superar así el embargo americano. La operación, ya complicada de por sí, lo fue aún más por la cóvida, pero al final Honor ha logrado ganar mucha cuota de mercado, sobre todo en China y resto de Asia, pero también en Europa.
Ahora, después de cinco años de embargo, incluso los smartphones Huawei, fabricados íntegramente en China y con el sistema operativo propio HarmonyOS, están recuperando posiciones en el competitivo mercado chino. Las autoridades de EEUU aún no se explican del todo cómo lo ha hecho Huawei para fabricar el Mate 60, un teléfono de gama muy alta sin nada que envidiar de sus competidores, incluidos los iPhones. Parece que el fabricante chino SMIC ha conseguido maquinaria de segunda mano para fabricarle a Huawei chips menos avanzados que los de Qualcomm, Samsung o MediaTek que utilizan las demás marcas, pero que ofrecen prestaciones más que suficientes.
Las empresas de EE.UU. están muy preocupadas con las consecuencias del bloqueo impuesto por su gobierno a la exportación de productos de alta tecnología al mercado chino: no ha conseguido el objetivo principal de derrumbar Huawei ni la tecnología china, están perdiendo muchas ventas allí e impulsa de rebote la soberanía tecnológica de China en chips cada vez más sofisticados.
El año pasado, Huawei va más que duplicar los beneficios, hasta los 12.100 millones de dólares, y la facturación creció un 9,6%, hasta casi los 100.000 millones de dólares, la más elevada de su historia . Gran parte de las ganancias corresponden al último pago de la venta a Honor de su división de móviles, hace más de tres años, pero el flujo de caja operativo de casi 10.000 millones de dólares, cuatro veces el del 2022, apunta que Huawei ha dejado atrás lo peor, entre el embargo americano y la cóvido.
La división de infraestructura de Huawei, que comprende los equipos de telecomunicaciones, representa la mitad de la facturación total y creció el 2,3%, y la división de teléfonos –que antes de las sanciones americanas era la que facturaba más (aunque con pocos beneficios)– el pasado año creció el 17%, hasta los 35.000 millones de dólares. El negocio de los datos en la nube facturó un 22% más, y también progresaron otros negocios emergentes, como componentes y plataformas para coches eléctricos e inteligentes, así como productos para la transición energética, que ahora representan muy poco pero que la compañía espera que sean su futuro.
Huawei sigue manteniendo una fuerte inversión en la investigación y desarrollo de nuevos productos: 22.800 millones de dólares (el 2% más que en 2022) y ocupa a 114.000 empleados, el 55% de la plantilla total, que no ha variado. Esta inversión en componentes sofisticados y software, así como su gran billetera de patentes, contribuye a explicar la gran resiliencia y crecimiento de la compañía.
Alemania depende de Huawei en telecomunicaciones
En el competitivo mercado mundial de equipos de telecomunicaciones, las dos grandes empresas europeas del sector, Ericsson y Nokia, están sufriendo grandes pérdidas y facturan menos en los últimos trimestres por la ralentización de los mercados europeo y estadounidense, mientras que Huawei y la otra firma china del sector, ZTE, no paran de ganar mercado, gracias en gran parte a la buena marcha de su mercado interior y también los del sudeste asiático, Oriente Medio, India, África y América Latina .
Hace un par de semanas, las tres grandes operadoras del mercado alemán de telefonía móvil (Deutsche Telekom, Vodafone y Telefónica) llegaron a un acuerdo para evitar a los equipos de Huawei y ZTE en los núcleos de sus redes 5G, y retirar todos los elementos de telefonía móvil de Huawei y ZTE a partir de 2029. Para las dos marcas mencionadas, esto no tendrá ningún impacto esta década, porque ahora ya no hay ningún producto chino en el núcleo de la red 5G en Alemania y en Europa , según reconocen los especialistas.
En estos momentos hay muchos equipos de Huawei en el resto de la red 5G en Alemania, especialmente en la de Deutsche Telekom, pero no se prevé que se retiren, al menos hasta el 2029. Las comunicaciones móviles alemanas representan casi la mitad de las europeas y una rápida sustitución de los productos chinos de la red móvil alemana por otros europeos se ve inviable, en gran parte por las previsibles represalias comerciales del gobierno de Pekín y el probable colapso del servicio de móvil en Alemania. El paso de 4G a 5G de los equipos de Huawei se dio en gran parte con actualizaciones de software, que debe ser de la empresa china, porque sus equipos son incompatibles con los de Nokia y los de Ericsson.
Para la industria alemana, hablar de embargo o imposición de más gravámenes a los productos chinos es un tema muy sensible, porque es muy dependiente de las exportaciones a China, como también ocurre en otros países e, incluso, en España en varios temas (el arancel que quiere imponer la UE a los coches eléctricos chinos es un ejemplo reciente). Sin embargo, la situación de las telecomunicaciones en Europa empieza a ser grave: en China ya están renovando las redes 5G con la nueva tecnología 5G Advanced, mientras que en Europa todavía estamos en la fase de completar la tecnología 5G de finales de la década pasada. La situación financiera y el mercado de las operadoras europeas tampoco dan para una rápida renovación y la indefinición política de lo que se debe hacer con Huawei agrava y dificulta adoptar una estrategia coherente de las telecomunicaciones europeas.
En la reunión anual del pasado abril con analistas, el presidente actual del consejo de Huawei, Eric Xu, puso el foco en la necesidad de mejorar la competitividad de todos los productos y operaciones de la compañía, así como centrar la inteligencia artificial, aunque sin dar demasiados detalles. En todo caso, queda claro que EEUU no ha alcanzado el objetivo de derrumbar a Huawei, y ahora la empresa parece más fuerte que antes de las sanciones. Con Trump como futuro presidente, es previsible que las sanciones contra las empresas chinas se mantengan o agraven; sin embargo, si Kamala Harris sale finalmente elegida, podrían suavizarse un poco.
También habrá que ver qué posición de cara a China toman la nueva Comisión Europea y los estados europeos. Hasta ahora, Europa ha perdido más de lo que ha ganado cuando ha seguido el dictado de EEUU en el embargo chino, pese a no haber sido nada contundente. El ejemplo de Huawei y su resiliencia en todos los embates de EE.UU. hace ver que en Europa debemos ir con pies de plomo con la política comercial hacia China, si no queremos que nuestra industria quede aún más dañada.