La magia, ehem, de las audiencias de la radio

La magia de la radio, dice el tópico. Y sí: su capacidad de evocación con la voz transporta y hace compañía. Pero quizás para enfriar estas pulsiones místicas está bien que hablemos hoy de la otra magia de la radio: la que consigue hacer creer al oyente, al día siguiente de que lleguen las audiencias del EGM, que todo el mundo ha ganado. Esta vez ha sido fácil, porque el consumo global del medio ha subido y cada uno puede concentrarse en sus ganancias. Pero el tratamiento que hace la prensa a menudo está teñido por sus intereses editoriales.

Por ejemplo, La Vanguardia narra con evidente énfasis el triunfo de RAC1. Y sí, realmente su emisora ​​está haciendo historia y hay que felicitar a sus profesionales. Pero una crónica razonable de los resultados debería conceder, por ejemplo, que los sábados es Catalunya Ràdio quien lidera, con su magacín matinal. Ganas 10 a 1: no pasa nada por decir que has encajado un tanto. Lo mismo ocurre con El País, que canta las excelencias de la SER y se olvida de decir que, en el caso de los formatos deportivos, Tiempo de juego de la Cope es líder. Otro caso de 10 a 1. ElAbc, en cambio, le da bombo a esta victoria, ya que el diario, en el 2017, suscribió un acuerdo estratégico con la radio de los obispos para que fuera, de algún modo, su red radiofónica oficiosa. Y es así que sólo en la última frase se dice que la SER es líder. ¿Pirámide invertida? Aguántame el gin-tonic. Y la crónica dice absurdidades como que Carlos Herrera es el más "influyente", que es una característica que el EGM no mide, y que en todo caso no está soportada por ningún dato de audiencia, ya que Àngels Barceló le da paliza, año tras año. En La Razón, mientras tanto, sólo hablan de Onda Cero –que es de su grupo– sin ni siquiera mencionar la existencia de la SER o la Cope. Vamos, que todos ganan. Menos el periodismo, claro.