María: de 'churri' a policía
Programar elInfiltrados del 30 minutos la noche de la final de la Supercopa con un Barça-Madrid quizás no fue la mejor elección. Aún así, no resta ningún mérito en el reportaje de Gemma Garcia y Sònia Calvó del domingo en TV3. Una investigación impecable. No nos explica nada que no supiéramos en cuanto a la realidad de estas estrategias policiales. De hecho, La Directa lo destapó en el 2022. Pero verlo con tanta claridad, exponer sus detalles y dinámicas es muy impactante, sobre todo cuando comporta esta invasión del ámbito doméstico. Mostrar la profanación de la intimidad de las personas recuperando las selfies de celebraciones de amigos, fotografías de las vacaciones, regalos de cumpleaños, recuerdos de algún viaje... sirve para que el espectador se ponga en la piel de las víctimas de infiltraciones, porque son elementos de privacidad que compartimos. Verlo ayuda a transmitir ese sentimiento de vulnerabilidad al espectador.
El gran valor de la investigación deInfiltrados es que asume el reto periodístico de contarlo con nombres y apellidos, identificando a los cuatro policías que servirán de ejemplo para denunciar este método que pisa los derechos fundamentales y corrompe la ética policial que debe existir en un país democrático. Se entiende la necesidad de pixelar parte de los rostros de la policía por razones legales. En el mismo reportaje uno de los testigos alerta de las implicaciones judiciales de no hacerlo. Pero aún así, existe un tratamiento sibilino de la imagen que permite al espectador hacerse una idea de quiénes son. El rastreo que Infiltrados hace de los cuatro agentes, las pruebas irrefutables que se muestran en la audiencia y las declaraciones del entorno, evidencia un trabajo muy sólido que ha tenido en cuenta todas las fisuras y riesgos.
El fragmento más bestia es el de la llamada de Óscar a Maria, la policía que se infiltró en su vida. Le llama para decirle que le han pescado. El inicio de la conversación ya delata el nivel de confianza e intimidad establecido, cuando ella nada más descolgar le explica que se estaba petando un grano. Aquí radica la parte más perturbadora de ese sistema. Óscar se dirige a ella con buen tono y con mucha claridad. Y lo sorprendente es la reacción de la policía. Llora por justificarse, y en el delirio máximo interviene también la madre de la policía para defender a la hija. El impactante es cómo le subrayan que él es buena persona, como si no vieran más allá de lo que han hecho, sin tener en cuenta la dimensión emocional. Óscar, mientras, se sigue dirigiendo a ella como "churri" en alguna ocasión, haciendo evidente esta ambivalencia psicológica que le provoca la dualidad de María.
Infiltrados es una denuncia muy grave y contundente que interpela al Estado y cuestiona su calidad democrática. Y demuestra que sólo es un pequeño ejemplo de un problema de dimensiones desconocidas. Lo interesante a partir de ahora será comprobar qué reacción tienen los medios españoles ante este escándalo. Porque lo más preocupante es la apatía existente que demuestran al cuestionar el sistema.