El misterioso caso de la entrevista a Pedrojota

El pasado jueves, después del Telenotícies migdia y antes de la información meteorológica, vimos en TV3 una promoción del Col·lapse ofreciendo una degustación de lo que veríamos el sábado por la noche. Nos enseñaron las imágenes de Jordi González sentado frente al periodista Pedro J. Ramírez, en un entorno lúgubre y elegante, bajo la luz de unos fluorescentes. El presentador explicaba que le hablaría en catalán a Pedrojota porque había crecido escuchando ese idioma. Y entonces le hacía una pregunta: "Pedro, ¿para ti qué representa Catalunya?". Sin embargo, parece que la respuesta no la sabremos nunca, porque el sábado no vimos esta entrevista por ninguna parte. Ni rastro. Y eso que la voz que cerraba el anuncio lo dejaba bien claro: "Pedro J. Ramírez, en Col·lapse, con Jordi González. El sábado por la noche en TV3 y en la plataforma 3Cat". Se había vendido como el plato fuerte del programa y se utilizaba de anzuelo para captar a la audiencia. Además, las imágenes de la promoción demostraban que la entrevista ya estaba hecha y grabada, por lo tanto la desaparición no se podía atribuir a algún imprevisto del invitado que le había impedido hacer acto de presencia.

Nos encontramos ante el misterioso caso de la desaparición de la entrevista de Pedrojota. Y de un motivo más que delata la dirección errática y caótica de la cadena, donde parece que el criterio se aplica en función de cómo sopla el viento y la presión de las redes sociales.

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El escándalo a raíz del bodrio inexplicable de Bestial también ha tenido consecuencias. Más allá de retrasar la hora de emisión del segundo capítulo de este domingo por la noche, el programa era media hora más corto que el primero y se notaba recortado por todos lados. Solo la presentación inicial de Bibiana Ballbè ya estaba descabezada para ir al grano y que acabara antes. Se redujeron de forma flagrante sus discursos a los espectadores, intentando disimular los momentos de sobreexcitación y entusiasmo descontrolado que la semana anterior hacían sufrir tanto. Del famoso botón bestial nunca más se supo. En el nuevo montaje de emergencia se limitaron a mostrar las fútiles conversaciones de sofá y desaparecieron las intervenciones en el escenario que fomentaban el bailoteo o actividades absurdas para fingir el tono festivo tan artificial. Al final, eso sí, no nos ahorramos el ridículo momento de jugar a tirar de la cuerda, aunque posiblemente ya nadie lo vio si tenemos en cuenta las tristes cifras de audiencia. El tijeretazo sí que ha sido bestial. En una operación a la desesperada, se ha intentado modificar la versión original después de la reacción de la audiencia, intentando transformarla en otra cosa.

Todo ello demuestra la falta de supervisión que existe por parte de los responsables de la cadena. Es la prueba de la dejadez. Estamos ante una televisión que tiene que reaccionar a remolque de lo que ocurre en antena, que tiene que ir disimulando y apagando incendios que delatan los miedos y las incomodidades que les provocan sus propias decisiones.