'El Mundo' y sus amistades peligrosas

El indescriptible Miguel Ángel Rodríguez ayer reconoció ante el juez que hizo pasar por sentado lo que no dejaba de ser un convencimiento: de que el presunto pacto de la Fiscalía con la pareja de Ayuso se había detenido "desde arriba". Y también admitió haber filtrado un correo que sirvió para que los medios postrados a los pies de la presidenta madrileña hablaran de esa propuesta de pacto. Pero se trata de una manipulación: el correo filtrado por Rodríguez es la respuesta a otro de la defensa del first gentleman de Ayuso donde ponía sobre la mesa 400.000 euros para cerrar el tema y entonces el fiscal le decía que no habría obstáculos para lograr un entendimiento. Por tanto, es verdad que se aceptaba la negociación, pero mentira que hubiera un ofrecimiento a iniciativa propia: era la pareja quien lo proponía.

A partir de ahí, El Mundo lideró la narrativa del pacto y este jueves se enfrentaba a la galdosa situación de tener que defender su información y, de paso, proteger a la presunta fuente. En uno de los artículos sobre el caso, insistían en que todo lo publicado era cierto, pero había que retorcer mucho la semántica para considerar el verbo "ofrece" del titular primigenio como esmerado. (El diario también recordaba que, sin embargo, ya diferencia de otros, nunca dijo que se había detenido desde altas instancias). Todo ello evidencia cómo el reino de los hechos alternativos impera también en España. No hace falta que las cosas hayan pasado: sólo hace falta el convencimiento de una fuente interesada y la voluntad de los medios –también interesados– por escribirlo de modo que tan sólo bordee la verdad. En tiempos de Aznar Rodríguez ya entendió que éstas son las nuevas reglas de la política mediatizada. Y él se ha demostrado como el gran tabú de Villa y Corte.