Pablo Motos, Íker Jiménez y el pensamiento único
Esta semana, el golpe de efecto de Pedro Sánchez se hizo notar en los programas de entretenimiento que se han convertido en megáfonos políticos con un claro sesgo de derechas. El lunes por la noche, en Antena 3, después de una jornada intensa por la comparecencia del presidente del gobierno español, Pablo Motos avanzaba de urgencia la tertulia política que hace habitualmente en El hormiguero, donde todos los colaboradores piensan lo mismo. Los periodistas Rubén Amón, Rosa Belmonte, María Dabán y Juan del Val estaban alterados. El discurso común advertía a la audiencia del peligro del derecho a la información a través de boutades, exageraciones ingeniosas, que buscaban impactar. Como siempre, disfrutaban poniéndose a ellos como protagonistas, víctimas principales de una persecución. Rubén Amón llegó a decir que detendrían a Pablo Motos y a los integrantes de aquella tertulia, y añadió que a las hormigas de felpa “os van a decapitar”. Pablo Motos, altamente preocupado, resumió la política de Sánchez: “¿Cuál es la idea de país de Pedro Sánchez? Voy a gobernar para los que están conmigo. ¿Y a los otros qué? ¡Los eliminamos!”. Amón, que cada dos por tres recibía aplausos del público, dijo que el presidente "ha amenazado con supervisar las tertulias". Motos, serio, remató: “¡Por aquí que no venga!”. La claque del público se activaba para apoyarlo. Lo compararon con un psicópata: “Hay que ver la sensibilidad que tiene Pedro Sánchez a la sangre siendo él Jack el Destripador”. Añadían: “¿Qué va a hacer con los que somos críticos? ¡Situarlos al otro lado del muro!”. Las palabras clave de las intervenciones tienen que ver con un imaginario devastador: detener, decapitar, eliminar, amenazar, sangre y muro... El jueves, Pablo Motos repitió la tertulia con más periodistas –Núria Roca, Cristina Pardo y de nuevo Juan del Val– reiterando los mensajes del lunes.
Mientras tanto, en Cuatro, la noche del jueves, Íker Jiménez confirmaba su giro delirante del pseudoperiodismo sobre fenómenos paranormales a realizar contenidos políticos basados en la cultura del miedo. En Horizonte, guardias civiles, youtubers ultras y periodistas que cargan hacia la derecha alertan de la deriva social, política y periodística del país. Mientras unos insisten en los múltiples problemas de seguridad ciudadana, otros teorizan sobre la falta de libertad de prensa que se está cargando el país. Miquel Giménez, Juan Soto Ivars, David Jiménez y María Jamardo, en su cónclave casi semanal, denunciaban la persecución de los periodistas y la degeneración del derecho a la información. "Lo dejé escrito", "Me la jugué"... Son algunas de las expresiones que Ivars utilizaba para anunciar sus dotes de visionario.
No es casualidad que cadenas privadas hayan convertido sus espacios de entretenimiento en parte del engranaje ideológico. Es el jarabe con sabor a fresa. Un medicamento que el espectador se toma como un caramelo. Pablo Motos, Íker Jiménez y sus tertulianos van lamentándose sobre la censura desde sus púlpitos mediáticos de pensamiento único con absoluta libertad.