El PP descubre con Ribera que no era amor, sino sexo
Durante más de una semana, la prensa de derechas ha estado orquestando una campaña, de la mano con el PP, para descabalgar a la ministra Teresa Ribera de la carrera para convertirse en vicepresidenta de la Comisión Europea Le han dicho de todo menos bonito, y casi todos los días había titulares perfilándola como la encarnación de Satanás en la Tierra. europeos permitirá que avance su candidatura. Amarga derrota en Can Caverna, pues, que intentaban minimizar como podían en sus portadas de este jueves “El PSOE salva a Ribera en Bruselas a costa de su discurso contra la ultraderecha”. 'Abc. Se refieren al hecho de que, a cambio de eliminar el veto que pesaba sobre ella, los socialistas aceptan los candidatos de Orbán y Meloni. diario puede venderlo con toda la gesticulación que quiera, pero debería asumir que su operación ha fracasado porque, ¡ay!, la política es transaccional Y a los populares europeos, aparentemente, Ribera las quedaba lejos. Esto, claro, daba alas a El País para revanzarse y defender su ministra, aunque fuera por un día, después de todas las invectivas recibidas las jornadas anteriores: “Los populares europeos apoyan a Ribera pese al veto de Feijóo”, decía su portada, pensada para escarnecer al gallego, al que ni siquiera sólo sus correligionarios de más allá de los Pirineos le hacen caso, porque al reparto de prebendas se llega llorado y con el zurrón lleno de quid pro quos.
Además, hay algo de hipócrita, en reprocharle a Sánchez que haya asumido que la ultraderecha pondrá a sus representantes. Porque también el PPE ha cedido a las pretensiones de los odiosos odiadores. Y los populares españoles diría que apenas han sacado nada a cambio: solo una cara de pasta boniato. Y tres portadas amigas.