Crisis

Los recortes dejan a ‘National Geographic’ fuera de los quioscos de EE.UU.

En España, la publicación ha perdido la mitad de los subscriptores en cinco años

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Seis portadas de 'National geographic', en orden cronológico

BarcelonaUn rectángulo amarillo haciendo las funciones de marco y, dentro, una fotografía espectacular de algún lugar remoto. Esta composición tan simple ha sido el reclamo con el que, durante más de un siglo, National Geographic ha intentado captar la atención de la gente hacia el quiosco. Pero, a partir de 2024, esta icónica composición desaparecerá del paisaje urbano: la revista ha decidido que ya solo se distribuirá digitalmente o bien en los buzones de los subscriptores. No es el único cambio traumático que vive uno de los títulos históricos de la prensa, presente desde 1888. La empresa editora ha decidido prescindir también de hasta 19 periodistas que tenía en plantilla, de manera que la redacción se reduce a la mínima expresión. Es el segundo recorte de personal que lleva a cabo la cabecera solo este año.

El amarillo del marco, introducido en 1910, simbolizaba el sol y la vida que aporta al planeta. Pero el avance de la digitalización ha complicado la existencia de las revistas en papel. Títulos como el New York Observer, Teen Vogue, Entertainment Weekly, InStyle, Health, Seventeen o Eating Well han abandonado el formato físico –en un país muy extenso y con pocas grandes concentraciones urbanas– y su reputación y seguimiento han sufrido un revés importante.

Con todo, no es el caso de National Geographic, que ha reafirmado su compromiso de mantener la publicación mensual de la revista, a pesar de que limitándose a la distribución por suscripción. “Los cambios de personal no cambiarán nuestra habilidad para cumplir la tarea [de publicar grandes reportajes de todo el mundo]. Al contrario, nos darán más flexibilidad para explicar historias diferentes y llegar a los lectores, ahí donde estén, a través de nuestras múltiples plataformas”, explicaban desde el grupo editor. “Cualquier insinuación de que los cambios recientes afectarán negativamente a la revista, o a la calidad de nuestras historias, es sencillamente incorrecta”, añadían.

Pero no todos son tan optimistas. El miércoles de la semana pasada algunos de los profesionales despedidos detallaban que la empresa ha restringido el número de contratos fotográficos que permitían enviar a fotógrafos al último rincón de mundo para que pasaran meses sobre el terreno, produciendo las imágenes características de la publicación. Además del papel, la marca opera también un canal de televisión por cable y aporta contenidos a la plataforma Disney +.

Cambios en la propiedad

La revista había sido tradicionalmente patrimonio de la National Geographic Society, una fundación sin ánimo de lucro. En 2015, aun así, anunció un acuerdo con la 21st Century Fox para cederle el 73% de los derechos de explotación de la marca a cambio de 725 millones de dólares. Entonces se vendió como que la operación serviría para reimpulsar una publicación que ya mostraba síntomas de crisis. Tres años más tarde, cuando Disney adquirió la Fox por 71.300 millones de dólares, National Geographic formó parte del paquete absorbido. El nuevo propietario conseguía así mejorar su oferta para su servicio en streaming.

Según la auditora de difusión Alliance for Audited Media, la revista conserva todavía más de 1,7 millones de subscriptores, en unos tiempos en los que buena parte de las cabeceras históricas han tirado la toalla. Es una cifra importante pero, a corte comparativo, la cabecera tenía 12 millones a finales de los ochenta, cuando logró su mejor momento. A pesar de que la suscripción es la principal vía de compra de la revista, por la configuración de los puntos de venta en Estados Unidos, la desaparición de las tiendas físicas tiene un elevado precio simbólico de marca.

En España, en todo caso, no se prevé que se produzca ninguna retirada de los quioscos. Lo explicaba al ARA Àurea Díaz, directora general de RBA Revistas, la empresa que edita la edición local de la popular revista. "Estamos muy contentos con los resultados de National Geographic España: en el último EGM somos el medio impreso con más lectores de España, por encima de cualquier diario o revista, así que, por supuesto, la revista seguirá distribuyéndose en los quioscos, no nos planteamos en absoluto retirarla", declaraba.

En todo caso, y más allá de los datos de lectores según las encuestas del EGM, las cifras de la Oficina de Justificación de la Difusión (OJD) –que miden la distribución de las cabeceras con controles de imprenta– evidencian el retroceso de la publicación en cuanto a ventas. En 2022, por ejemplo, National Geographic España tuvo de media 36.361 suscripciones individuales, un 13% menos que las 41.755 del año anterior. Y, si nos vamos cinco años atrás, la cifra era de 71.057, casi el doble que la actual. La venta en quiosco, en cambio, se mantuvo bastante estable el último ejercicio (9.132 versus 9.195 un año atrás), a pesar de que en 2017 también era el doble: 19.828 ejemplares. RBA ha impulsado desde entonces la suscripción digital y la OJD le reconoce 2.385 ventas por ejemplar bajo esta modalidad.

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