Cuando el resentimiento se convierte en entretenimiento

La estrategia del despecho es una de las más útiles para hacer emerger la corrupción a la superficie mediática, y Telecinco tiene la mano rota en ello. Mayte Zaldívar es el gran referente desde que, en el 2004, salió, en directo, explicando cómo su exmarido, Julián Muñoz, guardaba en casa bolsas de basura llenas de fajos de billetes. Resentida por los cuernos que el alcalde de Marbella le había puesto con Isabel Pantoja, levantó la liebre de uno de los casos más relevantes de malversación de fondos públicos y prevaricación urbanística de España. Dos años más tarde, Cachuli entraba en prisión. El lunes fue el turno de la exmujer de José Luis Ábalos, que decidió hablar, harta de los engaños y las vejaciones de quien fue su marido. El exministro de Transportes intentó sin éxito detener la emisión por la vía judicial. Carolina Perles contó una historia sórdida y terrible de comisiones, prostitutas, Viagra, fiestas y drogas para complementar la precaria gestión de su cartera como ministro.

Dejando de lado aspectos éticos, la figura de la exmujer es un magnífico catalizador mediático. Se convierte en una voz verificadora del relato: quien ha compartido el espacio privado sabe detalles que no pertenecen a la esfera pública. El relato es más emocional y melodramático con la tensión añadida entre la verdad y la venganza. Ante la opinión pública, además, el rol de la mujer como víctima es un patrón que añade culpabilidad sobre el corrupto: mal político, peor marido y padre nefasto.

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El precio de la corrupción incluía también una entrevista a Víctor de Aldama, el conseguidor y comisionista. Ofreció los detalles de quien ya no tiene nada que perder. El relato de los dos protagonistas era estremecedor y compatible. Eso sí, las respuestas estaban excesivamente editadas y las frases quedaban fragmentadas, lo que construía con facilidad una trama directa y contundente. El guion era claro y bien estructurado en torno al triángulo corrupto Ábalos-Koldo-Aldama. Los nombres de Pedro Sánchez y Santos Cerdán fueron esporádicos, y aparecieron en el tramo final del programa, cuando la tertulia lo arrastró todo al terreno de la especulación.

La emisión incluía fragmentos de antiguos programas en los que se había entrevistado a Ábalos o se había informado de episodios grotescos de prostitutas vinculadas al caso. Esto demostraba que la cadena lleva años insistiendo en este caso de corrupción. El precio de la corrupción era la consumación de un largo proceso, muy expeditivo, para erosionar al PSOE y al gobierno.

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El martes por la tarde, Ábalos reaccionó concediendo una entrevista a Risto Mejide. Acusó a su exmujer de haber sucumbido a una oferta económica tentadora, y aseguraba que sus respuestas eran fruto de un trabajo de guion y dirección con un sesgo político obvio. No puede negarse que el arranque de la temporada de Telecinco ha sido una declaración de principios. El lunes, por la mañana, Ana Rosa Quintana empezó el curso entrevistando a Núñez Feijóo amablemente. Y por la noche la cadena se despidió con la exmujer de Ábalos propalando los trapos sucios del gobierno de Sánchez con la promesa de una segunda parte la próxima semana. Corrupción por capítulos.