Crítica de serie

'El detective cantante', la rompedora serie de culto británica que revolucionó la televisión

Revisamos la obra maestra de Dennis Potter que dio a conocer el grandísimo Michael Gambon

'El detective cantante'

  • Dennis Potter para la BBC1
  • En emisión en VOSE en Filmin

"La gente quiere soluciones sin pistas. Yo prefiero las pistas sin soluciones", sentencia Philip E. Marlow, el escritor protagonista de El detective cantante (1986), que no por casualidad se llama como aquel autor de novelas negras en las que el descubrimiento del asesino era lo de menos. La declaración de intenciones del personaje al que dio vida magistralmente Michael Gambon también podría ser un comentario sobre la tendencia de las series contemporáneas a centrarse en la resolución de enigmas que no contienen ningún tipo de misterio. La muerte reciente de Gambon y el reestreno en Filmin de esta serie de Dennis Potter dirigida por Jon Amiel nos han empujado a revisar esta joya de la historia de la televisión que, en su emisión hace más de treinta y cinco años en TV3, nos hizo descubrir que otra ficción serial era posible.

Cargando
No hay anuncios

Entonces, la televisión pública catalana tenía la BBC como principal referencia. Muchas de las series que llenaban la programación eran británicas, como también lo era el modelo de serial en el que se inspiró Poblenou y la ficción de sobremesa propia. Pero El detective cantante se distanciaba de todas estas escuelas. La propuesta de Potter poco tiene que ver con la tradición realista de la televisión de ese país, ni tampoco aspira al aura de prestigio de títulos como Regreso a Brideshead. El protagonista de El detective cantante es un escritor que, como le ocurría al propio Potter, sufre una grave afección dermatológica que le obliga a permanecer medio paralizado en una cama de hospital. Su experiencia como enfermo en el centro sanitario se trenza con los recuerdos de la infancia que todavía le traumatizan y la trama de la novela con el mismo título que la serie que va reescribiendo en su mente. Potter nos servía, pues, una serie de seis episodios que básicamente ocurre en la cabeza del protagonista. Incluso en la narración en tiempo presente se difumina la frontera entre realidad e imaginación de Philip cuando, en algunas escenas, el personal médico o el resto de enfermos arrancan a cantar. El detective cantante demostraba que la televisión también puede ser un territorio fértil para los experimentos metanarrativos y la hibridación significativa de los géneros.

La dimensión musical

Además, Potter introducía una dimensión musical en la serie como nunca habíamos visto, sobre todo los que desconocíamos su obra anterior. Al contrario de los musicales tradicionales, aquí los temas no son originales, sino que forman parte del cancionero vital del protagonista. Melodías que ha oído en casa, en la radio o en los pubs desde pequeño irrumpen en su corriente de conciencia, interpretadas en playback por su alter ego novelesco o por los personajes que le rodean, a fin de ilustrar estados emocionales concretos. Solo otro cineasta, el también recientemente desaparecido Terence Davies, ha sabido honrar así de bien toda una tradición musical anterior al surgimiento del rock'n'roll como vertebradora de paisajes emocionales arraigados en el imaginario popular.

Cargando
No hay anuncios

El detective cantante también sorprendía por la frontalidad, aún ahora insólita, con la que se representaban las frustraciones y anhelos sexuales del protagonista, en un retrato muy freudiano de cómo el miedo a la sexualidad femenina, empezando por el de la propia madre, puede proyectarse en la construcción literaria de estereotipos misóginos como el de la femme fatale.

Revisar El detective cantante en inglés (por ahora, solo disponible en Filmin con subtítulos en castellano) también permite resolver una duda que se cernía sobre la versión en catalán: en la que charlaban los personajes de los flashbacks ambientados en la infancia del protagonista que en TV3 se doblaron en el mallorquín.

Cargando
No hay anuncios