Crítica de series

¿Qué lleva a alguien a hacerse pasar por víctima de una tragedia?

La serie francesa 'La confidente', original de Max, se inspira en el caso real de una falsa damnificada del atentado en el Bataclan

'La confidente'

  • Just Philippot para Max Francia
  • En emisión a Max

En noviembre de 2016, la revista Paris Match publicó un reportaje sobre los supervivientes de el atentado terrorista en el Bataclan, que había tenido lugar justo un año antes. Lo encabezaba una foto de distintos miembros de una asociación de víctimas, Life for Paris. En medio del grupo, Florence, sobre quien el pie de foto matizaba "en representación de su mejor amigo, todavía hospitalizado". En febrero del 2018 la policía arrestó a Florence después de que Life for Paris, la asociación en la que estuvo plenamente implicada, la denunciara por mentir. Habían descubierto que su presunto amigo víctima del ataque no existía. Y ésta no había sido la única falsedad. El caso de Flo Kitty, como se hacía llamar la mujer, inspira La confidente, la primera producción francesa de Max, que parte de La mythomane du Bataclan, el libro de investigación sobre el asunto del periodista Alexandre Kauffmann.

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La miniserie sigue a Chris Blandin, una mujer sin demasiada suerte en la vida que la noche de los atentados pasea por la zona y se convierte en testigo de las labores de rescate. La protagonista comienza a compartir su experiencia en las redes y se siente reconfortada por el hecho de formar parte de una comunidad. No tarda en simular que tiene un amigo hospitalizado y se implica en una asociación de víctimas.

¿Qué lleva a una persona a hacerse pasar por víctima de una tragedia? El caso que inspira La confidente recuerda inevitablemente el deEnric Marco, que fue presidente del Amical de Mauthausen presentándose como antiguo prisionero del campo de concentración nazi de Flossenbürg. En 2009 los cineastas Santiago Fillol y Lucas Vermal firmaron la espléndida Ich bin Enric Marco, en el que seguían al protagonista mientras recorría los espacios de memoria de su pasado real. En lugar de incidir en su impostura ya descubierta, el documental daba pistas para entender a alguien como Marco, que se había sentido damnificado "de segunda" de la guerra y decidió adoptar la identidad de las únicas víctimas que, a su juicio , recibían atención. Asimismo, el hecho de no haber pasado por el trauma de un campo de exterminio explica que pudiera desplegar un relato más desinhibido al respecto.

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Cómo queda claro a lo largo de La confidente, la protagonista tampoco es la típica estafadora que aparece en estos escenarios para rascar dinero de ayudas o subvenciones. Ella no va detrás (sólo) del provecho económico, sino que busca un tipo de satisfacción más íntima, que tiene que ver con un logro emocional, con sentirse integrada en un grupo y reconocida por su trabajo. La confidente profundiza así en el trasfondo psicológico de Cris, a la vez que detalla el complejo entramado de mentiras que sostienen su farsa. La serie no condena a esta mitómana sino que nos sitúa en el territorio más incómodo de entenderla mientras contemplas la dimensión de su estafa.

En algunos momentos resulta perturbador observar el comportamiento falso del personaje, tan extrovertido entre un grupo de gente al que le cuesta hablar de su experiencia traumática. Pero también duele la desesperación de la protagonista por ser aceptada. Buena parte del mérito de otorgar complejidad a Chris corresponde a Laure Calamy, una de las mejores actrices del cine francés contemporáneo. Aunque La confidente se centre sobre todo en perfilar la figura de una mitómana, también explica el funcionamiento desde dentro de una asociación de supervivientes, y las mochilas que arrastran, desde quien necesita distanciarse de todo para salir adelante hasta quien se ahí implica a fondo sin hablar nunca de lo ocurrido.

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