Rodeada, Lena Dunham, te echábamos de menos

En uno de los primeros episodios de Sin medida, la protagonista, Jessica (Megan Stalter), mira en la tele, con su hermana mayor, la madre y la abuela, la adaptación de Sentido y sensibilidad que firmó Ang Lee, mientras elogia la planta de Alan Rickman como coronel Brandon. Ya en el cine clásico, los actores ingleses triunfaban en Hollywood como galanes de películas románticas. amoroso que todavía hace soñar a las jóvenes norteamericanas del siglo XXI. Hasta el punto de que cuando Jessica entra en crisis porque su novio la deja por una chica espectacular, decide aprovechar una oportunidad de trabajo para instalarse en Londres con la esperanza de encontrar a su Darcy o su Brandon de una responsable. series clave para entender la renovación del audiovisual en nuestro siglo, sobre todo desde el punto de vista femenino. el éxito y el impacto de Girls es una tarea imposible por múltiples razones, la mayoría ligadas al escenario actual del estríming. mayor de Jessica, Dunham ha cedido el protagonismo a otra actriz, la cómica Megan Stalter, que, sin embargo, encarna un papel inspirado en ella. Girls, Jessica es una chica bocazas y aguda, con tendencia a la desmesura emocional ya meterse en situaciones incómodas. Pero esta vez la protagonista no se mueve tanto por la ambición profesional como por la romántica. Cuando en el primer episodio conoce a Felix (Will Sharpe), un atractivo músico indie con quien conecta enseguida, la relación ocupará el centro de su vida.

Dunham se acerca a los imaginarios idealizados de la comedia romántica desde cierta desmitificación. Una de las líneas humorísticas de Sin medida tiene que ver con la distancia entre la Inglaterra aristocrática y rosa en la que quisiera vivir la protagonista y la gris y precaria que experimenta en la realidad. Si Girls se movía en el registro desacomplejado y algo provocador propio de una creadora en la veintena, Sin medida demuestra que estamos ante una Dunham más madura. La serie nos habla de una autora y un cocreador que han experimentado el dolor y vulnerabilidad más profundos, hasta el punto de recalibrar la importancia del amor en sus vidas. Una cálida ternura empapa los mejores momentos de Sin medida, ya sea en el retrato de la familia de la protagonista (que se merece un spin-off propio) o en los mejores momentos de la relación entre Jessica y Félix.

La nueva propuesta de Dunham es algo irregular. Stalter no siempre encuentra el equilibrio entre ser elalter ego de la creadora, un personaje con entidad propia y una actriz cómica con un registro muy marcado. Pero Sin medida nos recuerda que pocos autores televisivos tienen el talento para la escritura de Dunham, una crack a la hora de idear personajes masculinos de lo más atractivos y una valiente que sigue desafiando a los cánones de belleza femenina. Rodeada, Lena.