Mucho más que 'Sweet Caroline'
TV3 ha recuperado Esto no es una canción, el programa de divulgación musical presentado por Ramon Gener. Aunque haciendo honor al título del programa y al cuadro de Magritte que preside el decorado, el formato no es simple divulgación musical o, en todo caso, es mucho más que eso. La ambientación nos transporta simbólicamente al aula de escuela, incluso con un elemento tan prosaico como una pizarra clásica propia de otra época. El espectador se sitúa a un nivel similar al de los alumnos aunque también es consciente de que ellos son los estudiantes aventajados y los que miramos desde casa, simples aprendices.
La canción es la excusa. En el caso de la primera emisión del jueves, el Sweet Caroline servía para hablar de otras muchas cosas. La capacidad de la música para transformarnos el alma, las estrategias para conseguirlo, las historias que se esconden detrás... Pero Esto no es una canción es de los pocos programas que pide al espectador una actitud y escucha activa. Nos guían porque paramos la oreja, porque nos fijamos en unos detalles y en los matices, para que identifiquemos unos cambios. Y en esta forma de conducirnos a diferentes aspectos, nos van construyendo un relato gratificante. Ramon Gener tiene la habilidad para hacernos creer que lo más interesante siempre llega a continuación, que todo lo que vendrá después nos sorprenderá. Mantiene muy bien ese efecto caja de sorpresa, sin caer en la construcción de cebos engañosos o que finalmente resultan decepcionantes. Es una simple promesa de conocimiento, que nos hará cosquillas en el corazón o en el cerebro. Seguramente, todo lo que se explica en torno a Sweet Caroline se podría aplicar a otras muchas canciones, el tema en sí mismo no es lo importante, pero lo que quiere el espectador es que le cuenten una historia. Por el camino, entrarán en juego las emociones, la curiosidad, la nostalgia o la admiración.
Otro aspecto clave del programa tiene que ver con un concepto que TV3 hace tiempo que no gestiona con mucha habilidad: los jóvenes. Es esta comunidad que la cadena necesita interpelar y que suele hacerlo a través de unos estereotipos y unos tópicos que acaban por chirriar a los de la misma generación aludida. El programa de Ramon Gener los incorpora con normalidad, sin necesidad de subrayar su condición como tales y observamos sus historias y habilidades desde roles mucho más interesantes, diversos y enriquecedores.
Ciertamente, no es una canción. De hecho, es sólo un programa de televisión. Pero hace valer el esfuerzo, el aprendizaje, la atención plena, el cuidado por el detalle, la voluntad de creación, la importancia de conectar, las enormes posibilidades que tiene la música en este sentido y, sobre todo, el deseo de comunicar. Elementos que cada vez cuesta más encontrar en el entretenimiento.