Acabar con la misión imposible de comprar con táper en el supermercado

Un protocolo catalán insta al comercio a permitir que los clientes se lleven el pescado, la carne o las legumbres en envases reutilizables

BarcelonaSalir de casa con fiambreras vacías para ir a comprar al mercado es una imagen casi extinguida en los hogares. Pero en los últimos años los envases reutilizables despuntaban como una alternativa todavía minoritaria, que, además, ahora la pandemia por el covid-19 ha erradicado en algunos establecimientos. Comprar huevos, legumbres, carne o pescado en el supermercado o en la tienda de proximidad y llevárselo a casa en recipientes propios quiere dejar de ser una anécdota y encontrar más complicidades en los comercios a partir de ahora. Esto es lo que persigue el nuevo protocolo que ha impulsado Rezero con el apoyo del Govern para reducir la cantidad de residuos que generan los envases desechables.

La iniciativa ya cuenta de entrada con adhesiones como las cadenas de alimentación Condis, Ametller Origen, Veritas, Sorli o La Sirena, así como el Grupo Llobet y asociaciones como el Gremi de Carnissers y Xarcuters de Barcelona, el Gremi de Peixaters de Catalunya o el Gremi de la Carn de Barcelona. La idea de los impulsores es que la lista crezca y que se generalice que el cliente pueda llevar su envase de casa siempre que esté "limpio, seco y se pueda cerrar herméticamente", ha explicado la directora general de Rezero, Rosa García. Adhiriéndose, los establecimientos asumen "su parte de responsabilidad", subraya la plataforma.

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La medida se avanza de alguna manera a lo que la Generalitat tiene que regular por la vía legal a través de la futura ley de residuos que no estará terminada hasta 2023. Reducir la generación excesiva de basura será uno de los objetivos principales: hoy cada ciudadano produce 527 kilos de residuos al año. Las toneladas de residuos que se acumulan en vertederos o se queman tienen un impacto medioambiental –la gestión posterior explica el 6% de todos los gases de efecto invernadero que se emiten a la atmósfera– y económico, que pagan los ayuntamientos (y los contribuyentes) en forma de tasa por cada tonelada que acaba en el vertedero o en la incineradora.

Normalizar la venta a granel

Los firmantes del nuevo protocolo se comprometen a aceptar y fomentar la compra con envases reutilizables que sus clientes lleven de casa. Además, con el documento se comprometen a ofrecer parte de su oferta a granel para que el comprador pueda hacer uso de su envase, a ofrecer bolsas y cajas reutilizables, a dar incentivos que fomenten la reutilización entre la clientela y a implantar medidas que reduzcan o directamente eliminen embalajes y etiquetas en las ventas a granel. En el caso de los gremios y asociaciones que se han sumado a la iniciativa, se comprometen también a hacer difusión entre sus asociados.

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El protocolo incluye otras medidas que, si bien son opcionales, Rezero propone a los supermercados y tiendas para que las evalúen y practiquen si así lo consideran. Una es hacer alguna promoción u obsequio que premie a los compradores que escojan los envases reutilizables. Otra, incluir en los lineales productos de proveedores que trabajen con envases retornables para la distribución de bebidas u otros productos, o bien ensayar sistemas de logística inversa con los proveedores (que les lleven los envases llenos y se lleven los devueltos vacíos aprovechando la misma ruta de reparto).

Toda la iniciativa no solo avanza lo que tiene que fijar la ley catalana, sino que también es reflejo de lo que ya ha ordenado la UE. La directiva europea de plásticos de un solo uso obliga a introducir alternativas reutilizables a los envases de comida para llevar, y también dispone que los estados tendrán que haber creado en 2024 regímenes de responsabilidad ampliada del productor –para que la industria se haga cargo de la gestión de los residuos en los que se convierten los envases que ponen en el mercado–. La ley que está en tramitación en el Parlament prevé un nuevo impuesto al plástico no reutilizable, una reducción del 50% de estos productos en 2026, y del 70% en 2030 para algunos envases. Además, se prohibirá que se distribuyan de manera gratuita a partir de 2023, siguiendo el camino que ya abrieron hace unos años en Catalunya las bolsas de plástico en los comercios.