Acoger la diversidad, también en el cementerio
La jornada "Ritos y tradiciones funerarias" en La Pedrera visibiliza las necesidades de atender la pluralidad de creencias
Dar significado y, sobre todo, dar dignidad. Tanto en la vida como en la muerte, dignificar el cuerpo –individual, social– y, al mismo tiempo, dotar de significado el recorrido, el testimonio. En un momento como el actual, cuando por el mundo señorea el odio arrasando significados y dignidades, gratifica ver el auditorio de La Pedrera pleno, la mañana del jueves 28, para escuchar algunas voces de la pluralidad religiosa en Cataluña sobre la cuestión de la muerte. La jornada, organizada por la empresa de servicios funerarios Àltima, no pretendía publicitar la marca, sino ofrecer un marco digno y significativo donde poder visibilizar la diversidad de creencias en nuestra sociedad y los retos y oportunidades que supone “saber escuchar y atender a la pluralidad”, como señaló el consejero delegado de esta empresa, Jordi Viñas.
"Nacer y morir es el único argumento de la obra", dijo Gil de Biedma. Ramon Bassas, director general de Asuntos Religiosos de la Generalitat, recurrió a la cita del poeta barcelonés para señalar estos dos momentos "de alta sensibilidad para hacernos preguntas fundamentales" y recalcó la importancia de atender las necesidades, cada vez más diversas, de la sociedad en el momento de la muerte. A continuación, el antropólogo Jordi Moreras apuntó a estos nuevos retos en el contexto funerario, donde "la diversidad no es sólo una cuestión de inmigración" y donde la individualización se hace cada vez más patente también en este ámbito. Cluyendo con otra cita (“La muerte es cosa de los vivos”, de Norbert Elias), Moreras aprovechó para reflexionar sobre otra tendencia actual: la poca socialización de la muerte, que la convierte en una cuestión incómoda de la que no se habla y que incluso llega a ser tabú.
El testimonio de cinco religiones
Precisamente son las tradiciones religiosas las que siempre han situado la cuestión de la muerte en uno de los fundamentos de su existencia y, quizás por eso, estén más preparadas para visibilizarla y que no se convierta en un tabú. Para hablar de ello, la jornada invitó a cinco representantes de algunas de las diversas confesiones presentes en Cataluña: Francisco Mira (pastor evangélico), Dominique Tomasov (arquitecta y miembro de la comunidad judía Atid), Amrik Singh (de religión sij y presidente de la Asociación Punjab Aid), Josep Teixidó (delegado pastoral sacramental del Arzobispado de Barcelona) y Mohammed Halhoul (secretario general de la Federación del Consejo Islámico de Cataluña).
Moderada por la periodista Laura Rosel, la mesa redonda fue desgranando las particularidades de cada tradición a la hora de dar significado y, a través de los ritos, dignificar a la persona difunta y su entorno en luto. “A veces –explicó Amrik Singh– estoy solo en la cremación de una persona sij porque ha muerto aquí sin familia ni amigos” y, por tanto, agradeció profundamente poder contar con un servicio funerario sensible a las necesidades particulares de cada tradición . "Para los sijs, nuestro país es la Tierra, sólo queremos ser incinerados y basta, da igual donde". En cambio, según Mohammed Halhoul, muchas personas musulmanas siguen prefiriendo la repatriación del cadáver a los países en los que han nacido, aunque esta tendencia está cambiando y "los jóvenes catalanes musulmanes serán más conscientes de sus derechos" para conseguir entierros coherentes con los preceptos islámicos . También para Dominique Tomasov, la importancia de los cementerios en el judaísmo es clave: “Antes incluso de que construir una sinagoga, los judíos deben conseguir un terreno donde poder hacer entierros”, y recordó que ya la primera comunidad judía moderna en Cataluña logró el primer espacio en 1929 en el cementerio de Les Corts. “Hay que insistir en la memoria para no repetir los errores del pasado”, afirmó Francisco Mira al referirse a las tumbas de protestantes y evangélicas en los extramuros de los cementerios barceloneses de hace cincuenta años.
En definitiva, un esfuerzo más por seguir dotando de significado y dignidad todo lo que rodea a la muerte y, a la vez, como expresó el delegado pastoral Josep Teixidó, “dejar de hacer esnórquel y hacer más buceo” en el interés por la pluralidad religiosa en Cataluña.