Cárceles

El aislamiento de los presos se someterá a partir de ahora al criterio de un psiquiatra

El Gobierno plantea cambiar las sábanas y se incentivará el acompañamiento con cristales entre celdas

BarcelonaEn lo que va de año, el plan de prevención de suicidios en las cárceles se ha activado ya 549 veces y, en el mismo tiempo, once internos se han quitado la vida. Los departamentos de Justícia i Salut han anunciado este lunes la puesta en marcha de un plan de choque conjunto con diez medidas para mejorar la prevención del riesgo de suicidio en los centros y una revisión del programa marco de prevención, vigente desde 2019. Entre la decena de medidas que se van a aplicar, y teniendo en cuenta que el aislamiento es uno de los múltiples factores de riesgo de suicidio en los centros penitenciarios, el Gobierno añade una capa más de evaluación al estado del preso antes de que entre en una celda de estas características. A partir de ahora, un psiquiatra dictaminará si existe alguna contraindicación y evaluará la capacidad de cada interno para afrontar este régimen.

"La recomendación de los psiquiatras debe tener efectividad. Si el psiquiatra dice tener un riesgo elevado, se buscarán medidas alternativas", ha afirmado la directora general de planificación en Salud, Aina Plaza, en rueda de prensa con el conseller de Justicia y Calidad Democrática, Ramon Espadaler, y la secretaria de Medidas Penales, Elena Pérez. Hasta ahora todos los presos recibían una visita médica antes de entrar a aislamiento provisional, pero ahora se añadirá también una evaluación del riesgo de suicidio del preso antes de entrar. Además, aquellos presos incluidos en el plan de prevención de suicidios o que hayan recibido el alta durante el último año tendrán una reevaluación del riesgo de suicidio en caso de que ingresen en el régimen de aislamiento.

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El plan de choque que han anunciado también prevé sacar del alcance de los presos cualquier utensilio con el que se puedan autolesionar. Aunque antes de entrar en las celdas de aislamiento se les requisan los objetos personales, todavía hay elementos con los que se pueden hacer daño. De hecho, el 30% de los suicidios en las prisiones entre 2018 y 2023 se llevaron a cabo en este tipo de celdas. Por eso, la Generalitat cambiará "lo antes posible" sábanas y toallas por otras que estén hechas con materiales no resistentes. También se plantean cambiar los barrotes de las celdas por cristales blindados.

El nuevo plan también incluye medidas para garantizar que los presos se sientan acompañados. Por ejemplo, el Gobierno estudia la posibilidad de crear celdas gemelas de aislamiento. Esto significa sustituir el muro entre dos celdas por un cristal para que los presos estén solos, pero puedan verse. Dentro del plan de choque se desplegará también la figura del interno de apoyo, que ya estaba definida, pero hasta ahora no se aplicaba. Éste hace acompañamiento a los presos con riesgo de suicidio en los casos en que la soledad sea un factor que influye. También se contará con el resto de internos como agentes de detección. "Muchas veces son las que pueden detectar las señales de alerta", ha afirmado Espadaler, quien ha añadido que se implantarán buzones donde puedan avisar de conductos que hayan notado en otros internos.

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Mesa de prevención en cada cárcel

El mismo plan de choque recoge que en cada cárcel de Catalunya se cree una mesa de prevención de suicidios. Esta figura inédita tendrá representación de todos los equipos profesionales que trabajan en un centro y revisará cada mes datos de actuación, activación o desactivación del protocolo de prevención. Espadaler ha subrayado que tendrá capacidad de "trasladar recomendaciones al equipo directivo" y que su previsión es que estén constituidas en unas dos semanas.

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En cuanto a la cantidad de trabajadores, Plaza ha asegurado que "la atención a la salud mental en los centros penitenciarios está totalmente garantizada, con una dotación de profesionales superior a la que existe entre la población general". También recordó que en cada cárcel hay "no solo un psiquiatra", sino también un psicólogo clínico y un terapeuta ocupacional. Además, valoró que el ratio europeo de psiquiatras en las cárceles es inferior al catalán: si en la UE de media hay un profesional por cada 1.000 presos, en Catalunya hay 1,5.