"Es desesperante": la situación de las escuelas afectadas por la DANA, cinco meses después
Las familias reclaman mayor celeridad y diálogo mientras la conselleria defiende que destina todos los recursos a su alcance

ValenciaSalas de profesores, bibliotecas o despachos reconvertidos en aulas. Estudiantes reubicados en otros centros, falta de autobuses para el transporte y colegios e institutos cerrados a la espera de que empiecen unas obras de reconstrucción que durarán años. Cinco meses después de las inundaciones provocadas por la DANA, en la Comunidad Valenciana la recuperación de la normalidad educativa queda todavía muy lejos. Tanto, que las familias comienzan a "desesperarse". Denuncian sentirse "agotadas" y "abandonadas", pero también alertan de que aún les quedan fuerzas por manifestarse. Ante la convicción de que la Generalitat "sólo" les hace caso cuando protestan, avanzan que no se quedarán de brazos cruzados.
Una de las comunidades educativas que se ha movilizado esta semana es la que conforman las cerca de 200 familias del colegio Paluzié de Catarroja, en la comarca de l'Horta, la más afectada por la catástrofe. Lo han hecho para denunciar el retraso en las obras del centro: es necesario rehacer casi toda la planta baja que fue arrasada por el agua. Pero las obras van muy lentas. "Solo han avanzado entre un 20 y un 30%, porque solo hay dos operarios trabajando. Además, no están todos los días. Ahora llevaban dos semanas sin venir", se lamenta la presidenta del AMPA, Miriam García, que pone en duda que la conselleria finalice las obras antes del inicio del próximo curso como se había comprobado. "Es desesperante", enfatiza.
La situación no es mucho mejor en el colegio Blasco Ibáñez de Beniparell donde estudian 146 niños y niñas. El sótano del centro quedó muy dañado y existen dudas sobre la seguridad del edificio. Por eso, han sido reubicados en un centro de la localidad vecina de Silla. Reclaman un tercer autobús para trasladar al alumnado, dado que actualmente sólo disponen de dos vehículos y uno debe realizar dos viajes, lo que provoca que los estudiantes lleguen media hora tarde a clase. "Desde la conselleria solo nos dicen que no pueden poner más autobuses", explica Elisabeth García, presidenta del AMPA. Las familias también denuncian que la precariedad y la provisionalidad de la situación genera una factura emocional que se suma al trauma de la catástrofe. Según Elisabeth García, la saturación de los colegios de acogida está afectando a la convivencia. "Las familias están cada vez más nerviosas y el alumnado agotado de tanto cambio", resume.
Conocedores de las quejas de las familias, desde la conselleria de Educación defienden que la Generalitat ha destinado todos los recursos a su alcance y realizado un esfuerzo logístico "muy importante" que incluye la concesión de ayudas extraordinarias de comedor, la instalación de aulas prefabricadas, la dotación de material nuevo y la contratación de profesorado extra. "Las inundaciones han dejado una situación excepcional e inédita en el sistema educativo", destacan.
Educació admite que la reconstrucción durará años
Desde la conselleria también subrayan que es necesario tener la dimensión del reto. Recuerdan cómo las inundaciones afectaron a 48.000 alumnos de 115 centros. También que trece días después, más de 22.000 ya regresaron a las clases y que antes de las vacaciones de Navidad, el 100% de los estudiantes retomaron la actividad lectiva en distintas modalidades. En cuanto al futuro, se comprometen a instalar todos los barracones pendientes para cuando los estudiantes vuelvan de las vacaciones de Pascua, a excepción de los del instituto Berenguer Dalmau de Catarroja, uno de los mayores – acoge a 1.485 estudiantes–, que no estará listo hasta mayo. En cuanto a la reconstrucción de los ocho centros más dañados, admiten que ésta durará años.
Desde el Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras de la Enseñanza del País Valenciano consideran que la conselleria hace un análisis muy complaciente y le acusan de "inacción". "Especialmente durante los primeros días, cuando fueron las familias y los docentes quienes limpiaron los centros", enfatiza su portavoz Marc Candela. Comparte la crítica Rubén Pacheco, presidente de la Confederación de Madres y Padres de Alumnos Gonzalo Anaya, que reprocha a la Generalitat no haber creado una comisión de seguimiento como la de la pandemia de la covid. "Nos dicen que ellos ya hacen todo lo posible y que, por tanto, no hace falta coordinación ni trabajo en común", se lamenta.