La amenaza del fentanilo
El mundo de la droga es extremadamente sensible a la geopolítica y se adapta a gran velocidad a cualquier cambio. Y el trabajo de las autoridades es no ir demasiado por detrás de los narcotraficantes en una especie de juego del gato y la rata que nunca acaba. El Observatorio Europeo de la Droga y las Toxicomanías (EMCDDA, en sus siglas en inglés) ha celebrado este miércoles una conferencia en Barcelona en la que se ha puesto sobre la mesa la preocupación que provoca el aumento de opioides sintéticos como el fentanilo . Las causas son diversas. Por una parte, las restricciones al cultivo del opio impuestas por los talibanes en Afganistán ha provocado la aparición de nuevos mercados productores en Pakistán, Irán o Turquía, pero también el aumento de las drogas creadas en el laboratorio, como el fentanilo. Por otro lado, la guerra en Ucrania ha alterado también las rutas por donde toda esta droga se transporta hacia Europa.
En cualquier caso, la preocupación de los expertos de la lucha antidroga se centra ahora en la aparición de nuevos derivados de el opio que están sustituyendo a la heroína, el más importante es el fentanilo. Se calcula que más de la mitad de las nuevas drogas de diseño detectadas tienen que ver con esa sustancia. Cierto es que en Europa no se ha alcanzado todavía el nivel de penetración de Estados Unidos o Canadá, donde está haciendo estragos en comunidades enteras, pero ya hay pistas que indican que el futuro podría ser no muy diferente. Hay que tener en cuenta que estas drogas creadas en el laboratorio pueden llegar a ser cien veces más potentes que la heroína, y hace tiempo que han llegado a Europa, sobre todo a los países del norte y de los Balcanes. De momento, los investigadores consideran que el fentanilo llega ya procesado a Europa, donde todavía no se han detectado laboratorios, pero no se descarta que pueda ocurrir si, como todo indica, la demanda es cada vez mayor. En 2021 hasta 130 personas murieron por el consumo de esta droga sintética y altamente letal en Europa, de las que 80 (61%) vivían en Alemania.
En cambio, la heroína decomisada es cada vez de peor calidad, y mucha se mezcla con otras sustancias, también con fentanilo. La conclusión es que la policía y las autoridades sanitarias deben prepararse ante la posibilidad de un aumento significativo del fentanilo en nuestras calles, un tráfico ilegal que ahora está controlado por los cárteles mexicanos. Sin embargo, el combate contra la droga no debe ser sólo policial, sino que es necesario volver a poner el acento en campañas de concienciación ciudadana. Catalunya es ya un importante centro productor de marihuana, y cada año los Mossos desarticulan varias organizaciones criminales y decomisan plantaciones ilegales mientras el consumo entre los adolescentes sigue disparado. Lo que no podemos permitirnos como sociedad es que la droga disfrute de un cierto glamour o sea vista como una parte más del ocio, obviando sus efectos nefastos tanto a nivel individual como colectivo. De vez en cuando habría que recordar la tragedia que para muchas familias supuso la heroína en los 80 y que todavía es una realidad hoy en lugares como el Raval de Barcelona.