Un amor que no existiría sin las 900 páginas de 'La Regenta'
La historia del escritor Joan Manuel Soldevilla
Si Leopoldo Alas Clarín no hubiera escrito La Regenta, quizás los escritores Joan Manuel Soldevilla y Maria Mercè Cuartiella no estarían juntos. Lo explica él haciendo memoria, volviendo al año 1986, cuando ambos estudiaban filología en la Universidad de Barcelona. “En esa época en las universidades de filología había muchos estudiantes porque había pocas carreras de letras. En clase estábamos cerca de 100 personas y hasta el último curso Maria Mercè y yo no nos habíamos ni dirigido la palabra”, recuerda Joan Manuel.
Todo cambió con el último trabajo de la carrera, cuando los estudiantes podían elegir entre leer Los pazos de Ulloa, de Emilia Pardo Bazán, o La Regenta, de Clarín. La Regenta tiene casi 900 páginas, así que casi todo el mundo eligió la primera opción. Maria Mercè y Joan Manuel fueron de los pocos que se atrevieron con la obra de Clarín. Y esto les unió. “Yo tenía un libro que ella necesitaba para el trabajo final y me preguntó si podía fotocopiarlo. En la copistería se hicieron un lío y acabaron encuadernando mi original. A ojos de Maria Mercè, yo era un poco distante y altivo –cuando tienes veinticinco años lo puedes ser– y resulta que tenía que venir a contarme todo lo que había pasado con el original. Le dije que no pasaba nada; entonces ya estaba interesado en ella y me pareció la excusa perfecta para ir a tomar un café antes de clase”. Estuvieron tan a gusto que ambos desearon que el otro propusiera hacer campana para seguir charlando. Ninguno de los dos se atrevió y se dirigieron a clase, pero después de aquel café vinieron muchos más. Y hasta la fecha.
La lectura siempre les ha unido. “El primer libro que le regalé fue El secreto del Unicornio / El tesoro de Rackham el Rojo, de las aventuras de Tintín: con este regalo pretendía decirle: te enseño las cartas, yo soy así –dice risueño el escritor, que asegura que la literatura les ha unido, no como actividad, sino como territorio de conversación y confluencia–. Si un libro nos gusta, es impensable que el otro no lo lea”, asegura Joan Manuel. Además de lectores, ambos son escritores y comparten espacio de creación, el comedor de su casa. “Lo hicimos así para que nadie tuviera la tentación de encerrarse en un despacho; teníamos que escribir pero también cuidar a los hijos. No puedes dejar de hacer cosas para que tengas hijos. Las cosas deben hacerse cuando no tienes tiempo, porque si esperas a tener tiempo no las harás nunca”, reivindica el escritor.
Para él, el amor es “la experiencia total” en la que “cuantas más ganas pones más obtenidos”. "Para mí el amor que tiene sentido es lo que perdura, porque es lo que me ha hecho feliz a mí", concluye.