El análisis de Antoni Bassas: 'Catalunya, un país bloqueado'

Volvemos del fin de semana con Sumar en estado de choque por el caso Errejón y un mensaje que vuelve con fuerza: el maltrato machista, tanto físico como psicológico, no entiende ni de derechas ni de izquierdas, ni de títulos académicos, y obliga a los hombres a realizar una reflexión de un cambio de muchas actitudes culturalmente aceptadas hasta ahora.

Mientras, el congreso le ha salido bien, a Junts.

Bien significa ordenado, unido bajo el liderazgo de Carles Puigdemont. Ambas cosas son importantes en la política de hoy: un liderazgo fuerte y una idea de grupo coordinado.

El Congreso se cerró ayer con llamadas a ocupar "la centralidad". Siempre es más fácil decir que hacer. Entre otras razones, porque en la centralidad hay algo de atasco, en el centro del escenario está el PSC y quiere volver Esquerra. Centralidad significa que confíe la gente de la calle y el mundo de los negocios. Difícil para un partido que ahora mismo sólo toca poder municipal, en un país en el que uno de cada seis catalanes tiene un alcalde socialista. Si quiere ocupar la centralidad, tendrá que jugar muy bien las cartas en Madrid, donde puede ser más decisivo que en Catalunya, donde el apoyo tripartito en Isla se da por sentado.

Sobre cómo ha quedado internamente el partido, lean la crónica de la periodista que sabe de Junts.

Núria Orriols nos pone ante una evidencia, que es que este congreso ha establecido lo que ya era de hecho, que Junts es el partido de Puigdemont, y que cualquier movimiento de futuro dependerá de cuando vuelva (difícil que sea antes de un año) y lo que quiera hacer cuando vuelva . De momento, el presidente en el exilio llama a la ofensiva:

“Agradeceros mucho todos estos años por haber aguantado de todo: improperios, descalificaciones, lawfares, calumnias, gracias por no dejarnos. Para realizar esta piña imprescindible para construir la nación. Y dejamos de resistir y pasamos a la ofensiva, amigos y amigas, porque existe todo un país que nos está esperando”.

Veremos cómo se concreta la ofensiva que anuncia Puigdemont.

Un último apunte y no menos importante. Hoy hay huelga de transporte de pasajeros. Vale, tienen todo el derecho a hacer huelga, ese no es el problema. El problema es para los miles de personas que dependen del autobús para hacer su vida de cada día porque no tienen tren o como si no lo tuvieran. Hay miles de personas que si quieren entrar en Barcelona y no llegar tarde, deben levantarse un par de horas antes. Lo grave es que ya lo estamos normalizando. Los trenes prestan un servicio irregular, la AP-7 está siempre en el límite del colapso. Somos un país trabado, con el perjuicio que el bloqueo causa en todos los niveles de la economía y en la salud mental de mucha gente y del planeta.

Buenos días.