El análisis de Antoni Bassas: 'La implosión de Izquierda'

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Decía uno de los más citados filósofos del siglo XX, Johan Cruyff, quien cada desventaja tiene su ventaja. Apliquemos al presidente Isla. La desventaja es que tiene un tono gris, aburrido, de PSOE monárquico y de presidente de comunidad autónoma, más que de nación.

La ventaja es que el país está tocado, y viene de más de diez años de días históricos y trepidantes, e Illa ha captado que un tono de calma montserratina le va bien. Y dos, que Illa va avanzando lentamente con propuestas que recuerdan lo de la lluvia fina, como la de ayer: compromiso de 50.000 pisos, 4.400 millones de inversiones en cuatro años. Cogiéndose al problema de la vivienda, que es el más sentido en estos momentos, Illa ha encontrado el mejor ejemplo para explicar qué significa lo de “vuelve la Catalunya real”.

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Ahora, el presidente sabe que si Catalunya no puede disponer de su esfuerzo fiscal, no podrá mejorar sus servicios públicos, como pretende. Ayer dijo una frase que hizo fortuna. Insistiendo en su talante aseado, previsible y siempre a favor de la legislación vigente, dijo que las tres únicas revoluciones a las que él se apuntaría serían la del buen gobierno, la de la normalidad institucional y la del respeto. Buen gobierno, muy bien, normalidad difícil con políticos en el exilio e inhabilitados porque el Congreso ha aprobado una ley que el Tribunal Supremo no le da la gana de aplicar. Y respeto, cuando los trenes no funcionan e incluso se incendian; la falta de respeto a la gente es muy grande.

Y después está Esquerra. Primero, termina su discurso Salvador Illa, los comunes están contentos con el anuncio de los pisos y Esquerra, por boca de Marta Vilalta, valora así el discurso presidencial:

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“Un presidente del gobierno con poca ambición encabezando una Generalitat de Catalunya más bien gestora que ilusionada y transformadora para nuestro país. Un presidente haciendo de delegado de la Moncloa y no de presidente de Catalunya”.

Me hago cruces. O sea, Esquerra vio a un presidente Isla supeditado en la Moncloa. ¿Qué sorpresa, verdad? Y utiliza la expresión “gestoría”, al igual que Puigdemont. Si ya se esperaban discursos como éste, y presidencias poco ambiciosas como ésta, ¿por qué le hicieron presidente? Es una contradicción flagrante.

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Claro que el día ya había empezado muy torcido en Esquerra. Xavier Vendrell reveló en Catalunya Ràdio que después de la DUI, Junqueras se escondió en Montserrat. Ese pasado es duro de oír hoy, pero es pasado. Junqueras quiere seguir siendo futuro. Y Vendrell también tiene una idea sobre el futuro de Esquerra. ¿Cómo puede ser el líder del partido alguien que cuando le preguntan si votó a favor o en contra de investir a Isla no contesta y dice que su opinión no tiene más importancia?

“Oriol Junqueras lo que no puede hacer es esconderse en los momentos clave. ¿De verdad me dice que quiere liderar el partido a una persona que con la decisión más delicada que debemos tomar en este momento, que es si hacemos Isla presidente, se esconde y no se posiciona?”

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Desde el respeto por la vida interna de un partido y sus decisiones, noten todo esto: noten que la trama “B”, las críticas de Junqueras a quienes no han colgado carteles, entrevistas como la de Vendrell, todo esto, no es pressing ERC. No es alguien de fuera que va hurgando. Estamos asistiendo a una implosión, una detonación de Esquerra desde dentro, como si las paredes del partido ya no pudieran aguantar más la presión que se han ido insuflando en los últimos años. Que los responsables de esa implosión busquen liderar el futuro del partido merece una reflexión profunda de los militantes que tendrán el voto en sus manos.

Buenos días.