El análisis de Antoni Bassas: 'La importancia relativa de la mesa del Parlament en la investidura'

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Pasado mañana, a las 12 de la noche, empezará la campaña de las elecciones europeas y eso está teniendo un doble efecto en los partidos. Por un lado, la negociación para la investidura de Salvador Illa o de Carles Puigdemont se está desarrollando bajo el radar. Y, por otro, los insultos de Milei a la esposa de Sánchez se están amplificando y convirtiendo en una crisis diplomática. Vamos a palmos.

En las próximas tres semanas, hasta el domingo, 9 de junio, día de las elecciones, será muy difícil que los partidos catalanes puedan negociar nada de verdad, “sólo tanteo y bastante”, me dice una de las partes negociadoras. Sólo habrá una excepción, que es que el Parlamento debe constituirse en los veinte días hábiles siguientes a las elecciones, es decir, el lunes, 10 de junio, a más tardar, al día siguiente de las elecciones. En esta primera sesión, la nueva cámara elegirá al presidente o presidenta del Parlamento, las dos vicepresidencias y las cuatro secretarías de la mesa. El PSC, ganador de las elecciones, tendrá un incentivo para ser generoso en la composición de la mesa, porque necesita votos para investir a Isla y, por tanto, en la composición de la mesa ya veremos una intención. Pero en estos momentos todo el mundo se mantiene en sus posiciones: Illa dice que no encontraría adecuado recibir los votos del PP, Esquerra dice que está lamiéndose las heridas y que su mal no quiere ruido y Junts, que mantiene la candidatura de Puigdemont en la investidura, dice que no le vengan con pressings, que no los conocen, que lo que ocurra en la mesa no será definitivo para la investidura. Esquerra no quisiera repetición electoral y quizás en Junts piensen que por qué no, y esta podría ser una de las cartas para negociar con ventaja. Ya veremos, pero no esperen muchas pistas en las próximas tres semanas. Piensen que una vez constituido el Parlamento, habría hasta el 25 de junio de cuello para la primera sesión de investidura.

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O sea, en Cataluña, negociación postelectoral discreta porque vienen las elecciones y no es cuestión de significarse con pactos. En España, en cambio, pirotécnica preelectoral de la más efectista.

Sánchez alarga la crisis con Argentina y Milei también. Sánchez exige respeto por España mientras Milei ha regresado esta madrugada, tras aterrizar en Buenos Aires, diciendo que el agredido es él y que Sánchez es un cobarde para esconderse bajo las faldas de su mujer. Miren cómo titulamos hoy: “Sánchez utiliza el choque con Milei para hacer campaña contra el PP”. Milei es un provocador maleducado. Esta nueva extrema derecha ya lo hace, eso, rompe con las normas de educación convencional, con los usos y costumbres diplomáticas, porque dice que son hipocresía, por eso hablan de los inmigrantes o rivales o ideologías que combaten con insultos. Y eso, a Sánchez, le va de maravilla, porque le permite poner un villano en su relato y hacer campaña en nombre de la buena educación, el progresismo, y hacerla contra el PP, que gobierna con Vox, que es quien trajo a Milei a Madrid. Y así no hablemos de los problemas que tenemos, ni en España ni en Argentina. Piensen que Milei le dijo de la altura de un campanario, en Madrid, por ejemplo que “la justicia social es una aberración”. Pero eso importa menos que titular de corrupta a la esposa del presidente.

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En política, tener un antagonista es básico. Va muy bien para movilizar a los tuyos y para decir que cuenta que vienen los malos, aunque no se sepa muy bien qué puedes ofrecer tú. Espero, para el bien de todos, que no estiren muchos días más el chicle gastado de la crisis diplomática con Argentina.

Buenos días.