El análisis de Antoni Bassas: 'Puigdemont no hará de ninguna de la oposición'

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Empieza una semana importante: hoy los niños han vuelto a la escuela y pasado mañana es la Diada.

Parece que hayan pasado siglos desde que el Onze de Setembre movilizaba a un millón de personas. Nada que ver con este 2024, que recoge los frutos de la represión del Estado y el profundo hartazgo que ha causado la desunión independentista entre muchos independentistas que no han dejado de serlo. La forma como Esquerra, Junts y la CUP han desperdiciado la mayoría que había en el Parlament hasta esta primavera ha sido definitiva para lanzar el sombrero al fuego.

De modo que viene una Diada más festiva que nunca (en el sentido de que la gente hará fiesta laboral) y políticamente dual: el independentismo con la moral baja y el nuevo Gobierno de la Generalitat tratando de restablecer lo que llaman “una Diada de todo el mundo”. Será interesante ver cómo enfoca su discurso Salvador Illa.

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Mientras, el ANC de Lluís Llach mantiene el tono de confrontación con el Estado, con el Gobierno socialista y con Esquerra, por el pacto de los republicanos con el PSC que ha hecho posible la presidencia de Illa. Llach podrá estar más o menos acertado como líder político, pero es evidente que le mueve la coherencia más que el interés, porque ya tiene la carrera hecha. Si de joven ya decía lo que pensaba, imagínense ahora que tiene (76). Este fin de semana, aquí, en este plató, opinó sobre cuál debería ser el destino de Carles Puigdemont y de Oriol Junqueras.

Carla Turró: ¿Es el momento de que den un paso al lado figuras como Junqueras o Puigdemont?

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Lluís Llach: Sí, quizás sí.

CT: ¿Ambos?

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LL: Sí, lo que ocurre es que el presidente en el exilio es un caso difícil, porque es presidente en el exilio. Y esto nos condiciona a mucha gente que no le hemos votado, por decirlo de algún modo. O sea, no es lo mismo un partido que entra en un congreso con una persona, que no sé si será presidente de Junts, yo no lo encontraría un acierto, pero eso es una opinión personal. Pero es que es el presidente en el exilio y, por tanto, es la representación más alta que tenemos de dónde ha llegado la represión española. Aparte de los otros 10 o 11 presidentes que han tenido que pasar por estas cosas.

LL: “Será muy difícil si su intención es –que yo veo que se dice desde Junts y también con algún mensaje subliminal que parece llegar– de conformar un gran partido independentista bajo su figura. Si esto no viene desde un acuerdo tácito, con el reconocimiento de las fuerzas de izquierda que nunca le votarán, creo que va condenado al fracaso. O sea, quizá sea bueno para Junts, pero no va bien para el conjunto del independentismo y para darle opciones de ganar”.

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A ver, Puigdemont nunca dejará la política porque sería como negarse a sí mismo. Pero lo que sí ocurrirá es que no tomará el liderazgo de la oposición, no será el jefe de la oposición. Y menos ahora, que no puede volver a Catalunya y participar normalmente del debate político porque los jueces no quieren aplicarle la amnistía.

Pero Puigdemont seguirá haciendo política porque cree que el resultado del PSC, que necesita otros dos partidos para gobernar, es corto, y por tanto se ve en corazón de ganar las próximas elecciones, y porque Junts ha superado en 15 diputados Esquerra. Puigdemont cree que Junts tiene muchas posibilidades de reforzar la hegemonía en el campo independentista tras el pacto de Esquerra con el PSC. Y esto nos lleva a que, si los militantes lo votan, Puigdemont volverá a la presidencia de Junts, que sería un partido que trataría... de ampliar la base.

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Todo esto son los primeros movimientos cuando apenas la legislatura acaba de empezar, Aliança Catalana amenaza electoralmente por la extrema derecha y Esquerra debe hacer un congreso-referéndum: Junqueras, sí o no.

Buenos días.