Aragonès y el miedo de los presidentes del PP a perder recursos

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha expresado con claridad este jueves en el Senado cuál es su visión en torno a la amnistía y también sobre cuál es la mejor manera de resolver el conflicto político entre Cataluña y España, es decir, votando en un referendo. Y era evidente que los presidentes autonómicos populares no suscribirían su visión y cargarían contra la idea misma de amnistía y también de referendo. Lo que quizás no era tan evidente es que el debate convocado por el PP con una intención claramente propagandística y para torpedear las negociaciones de la investidura de Pedro Sánchez destaparía también el enorme temor de los presidentes populares a que entre los acuerdos se incluya un nuevo sistema de financiación o una condonación de la deuda para Catalunya.

Resulta curioso, porque al final lo que se ha visto es que estos presidentes están en realidad más preocupados por la posibilidad de perder recursos para sus comunidades autónomas que por una amnistía que, en una exageración teatral, Isabel Díaz Ayuso considera que puede acabar con la propia existencia de los españoles. Uno tras otro, los distintos presidentes autonómicos, especialmente aquellos que tienen una financiación per cápita más elevada, como Galicia o Cantabria, han advertido contra el peligro de que Catalunya obtenga un trato favorable o, peor aún, que se le perdone la deuda , que ahora mismo está en manos básicamente del Estado. Cabe decir de inicio que la condonación de la deuda con el Estado debería ser para todos, pero que Cataluña sería la parte más importante de la tarta, con unos 73.000 millones de euros. Ésta sería una forma fácil y directa de corregir en parte el déficit fiscal estructural que Catalunya sufre históricamente, y que en el último año calculado ascendió a 22.000 millones. Pero esto no sería suficiente, ya que debería encontrarse una financiación que fuera más justa, lo más parecida posible al concierto vasco, y que tuviera en cuenta variables como el coste de la vida, que es especialmente elevado en Catalunya respecto al resto del Estado.

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Es previsible que cualquier acuerdo en esta línea, tal y como se ha visto este jueves, sea denunciado por los presidentes del PP como un "privilegio" para Catalunya y una "traición" de Sánchez en sus territorios. Pero entonces habrá que preguntarles por qué no aprobó el PP un sistema de financiación cuando Mariano Rajoy tuvo mayoría absoluta. Y la respuesta es que Rajoy no quiso meterse en un avispero que indefectiblemente habría acabado enfrentando a unas comunidades con otras. Y, de hecho, el PSOE, que gobierna desde el 2018, tampoco ha querido meterse por el mismo motivo, porque tenía varones con intereses contrapuestos. Ni unos ni otros, además, se atreven a adelgazar la administración central para desviar estos recursos hacia las comunidades autónomas.

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Habrá que ver cómo evolucionan las negociaciones en este ámbito ahora que el PSOE ha perdido casi todo su poder territorial, una circunstancia que puede facilitarle las cosas a Pedro Sánchez. La solución fácil es siempre meter más dinero en el sistema, para que nadie pierda, pero la experiencia enseña que el café para todos siempre acaba perjudicando a Catalunya.