Editorial

Odio y deshumanización en la Badalona de Albiol

El alcalde de Badalona, Xavier Garcia Albiol, hablando con los vecinos concentrados frente a la parroquia que ha acogido desalojados del B9.
22/12/2025
2 min

Durante este 2025 que está a punto de terminar se han visto en Catalunya pocas imágenes más impactantes que las del domingo por la noche en Badalona, ​​cuando un pequeño grupo de vecinos impidió por la fuerza que quince inmigrantes del grupo desalojado del instituto B9 fueran realojados en la parroquia de la Virgen de Montserrat. Hasta ese extremo de odio e inhumanidad han llegado unos vecinos que han hecho suyo el discurso atizado por el alcalde de la ciudad, Xavier García Albiol, contra un colectivo de 200 personas que ahora debe buscar cobijo bajo un puente con unas temperaturas gélidas.

El alcalde, con su estilo de sheriff, pretendía hacer bandera de su política de mano dura contra la delincuencia, y lo que ha provocado es una crisis humanitaria. ¿Cómo puede alguien que es responsable del gobierno de la ciudad y que pertenece a un partido que hace gala de sus principios cristianos dejar en la calle a 200 personas sin alternativa habitacional alguna? Albiol es especialista en jugar con fuego, y seguramente ha visto en el crecimiento global de la extrema derecha en el mundo la legitimación en su discurso, pero esta vez ha superado todos los límites y la crisis se le ha ido de las manos.

Badalona es hoy una ciudad polarizada por un alcalde que utiliza métodos trumpistas para desviar toda la atención hacia los sectores más desfavorecidos de la sociedad, y donde, si no se remedia, se podría producir alguna desgracia personal. El domingo se echaron piedras contra una parroquia y el alcalde se vio obligado a intervenir para calmar unos ánimos que él mismo se había encargado de encender. Un caso de manual de bombero pirómano.

Debe quedar claro que el problema social y de inseguridad que podía suponer el empleo no puede justificar una actuación desde el Ayuntamiento sin la más mínima humanidad o respeto a los derechos humanos, asegurando a diestro y siniestro que no se destinaría "ni un euro" a ayudar a estas personas, como ha hecho Albiol. Ante todo hay que tener claro que son personas, tengan papeles o no, y que estamos en una democracia. Pero dicho esto, las instituciones deben responder ante estas situaciones y evitar que se enquisten, ya menudo los ayuntamientos se encuentran solos. Ya ha pasado en otros lugares de Catalunya y del Estado, como Piera o Torrepacheco, que colectivos de extrema derecha han aprovechado incidentes para provocar altercados. El caso diferencial de Badalona es que aquí quien ha arrojado gasolina al fuego ha sido el propio alcalde, en un acto de una grave irresponsabilidad.

El gobierno de la Generalitat aprobó la semana pasada el Pla de Barris con una dotación de 230 millones. Lo que debería hacer Albiol es presentar un programa ambicioso de regeneración del barrio de Sant Roc y obtener la financiación necesaria. Esto es lo que haría un alcalde responsable, más allá de hacer tuits y tiktoks. Y por parte de la Generalitat se ha echado de menos un liderazgo en esta crisis, así como una mayor movilización de los departamentos implicados. Las entidades sociales se han sentido abandonadas ya merced de la ira de unos vecinos a los que no les iría mal algo de memoria histórica.

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