El Barça es más que un club. Lo sigue siendo, de ahí que despierte tantas pasiones más allá del deporte. Los éxitos en el terreno de juego y los iconos futbolísticos son el eje indiscutible, de Messi a Lamine Yamal y Aitana Bonmatí. El estilo de juego elegante y constructivo, ofensivo y limpio, también es marca de la casa La vocación de juego limpio también ha conformado su imagen como club. a comunidad de deportistas, socios y seguidores. Por eso es igualmente importante la ejemplaridad en el comportamiento de los aficionados y de los despachos, la transparencia económica y de funcionamiento. El Barça representa todo esto, y hace el trabajo de suplencia para todo uno país que no tiene selecciones propias ni instituciones suficientemente fuertes. Más que un club. acompañan ni al campo ni fuera del campo, cuando la gente pasa vergüenza ajena (que también es propia), la sacudida es gorda y hace unos años que las cosas no funcionan; unos negocios dudosos. Las formas no acompañan. La sensación de desgobierno es creciente. se está perjudicando su imagen.
La reacción unitaria de los núcleos opositores en la junta de Joan Laporta, una figura emblemática que ha ido aguantando la institución cada vez más solo, más aislado, habiendo ahuyentado a buenos profesionales y rodeado de un pequeño núcleo de fieles se debe leer en el contexto de esta deriva. La coincidencia de los asuntos Olmo y Heurtel ha sido la gota que ha colmado el vaso. el pulso que ahora comienza se preservara el equipo (los equipos) de la legítima pugna por la gobernabilidad. Aislar a los y las futbolistas y al conjunto de deportistas de la casa debería ser una condición compartida en este periodo de pugna institucional. El debate no puede dar miedo. club y que, por tanto, también es más que un presidente y que una junta.
Está por ver qué sale de la sopa de letras opositora: los grupos Compromisarios FCB, Dignidad Azulgrana, El Señor Ramon, Seguimiento FCB, La Resistencia del Palau, Sí en el Futuro, Suma Barça, Somos un Clam, Transparencia Azulgrana y Un Crit Valent . En momentos tan convulsos, y con tanta diversidad sobre la mesa, no será fácil construir una alternativa coherente. Y también habrá que ver cuál es la reacción del presidente Joan Laporta y su junta. A unos y otros hay que pedirles responsabilidad y prudencia para evitar una guerra abierta que desgaste más al Barça, suficientemente debilitado en todos los terrenos. Sea quien sea quien se ponga por delante del club en el futuro inmediato, le tocará hacer mucho trabajo para recuperar el pulso de gran club, recosir sensibilidades, rehacer la fortaleza económica, actuar con transparencia y mejorar la gobernanza y la democracia internas. Hay mucho que hacer. Mucho que ganar.
