Tráfico de drogas

La Costa Brava: una nueva ruta clave para las narcolanchas

La furgoneta con 2,3 toneladas de hachís hallada en Begur el domingo no es un caso aislado: en los últimos años ha aumentado el tráfico por mar en el litoral gironí

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La furgoneta llena de hachís que se encontró el domingo 17 de septiembre, a primera hora de la mañana, en la cala de Aiguafreda (Begur).

GeronaCada decomiso de droga es solo la punta del iceberg. Pero es muy significativo: muestra nuevas realidades, tendencias y rutas. Los Mossos d'Esquadra y la Guardia Civil calculan que cada año interceptan entre el 10% y el 20% de los estupefacientes que circulan en el Estado. Es así como el hallazgo el domingo de una furgoneta dentro del agua con 2,3 toneladas de hachís en la cala de Aiguafreda (Begur) ha vuelto a poner de manifiesto el aumento en los últimos años, sobre todo desde la pandemia, de la presencia de narcolanchas en la Costa Brava. Son lanchas semirrígidas de entre 7 y 8 metros de eslora –también se les llama gomas– con unos motores muy potentes para poder atravesar a toda velocidad el estrecho de Gibraltar desde Marruecos, de donde proviene el hachís, llegando incluso al litoral gerundense.

El caso de Aiguafreda no está aislado. Se están detectando narcolanchas en los dos últimos años, sobre todo fuera de la temporada estival. El pasado abril, el Servicio de Vigilancia Aduanera, que tiene una sede en Palamós y actúa como policía judicial a cargo de la Agencia Tributaria, interceptó a un narcovelero con 3 toneladas de hachís en Santa Margarita de Roses. Hacía llegar la droga por los canales hasta una casa particular. Dos meses antes la Guardia Civil frustró la descarga de 2 toneladas de droga en la cala Llevadó, entre Lloret y Tossa de Mar, en una operación que recordaba la de 1988 en cala Morisca, a tan solo un kilómetro de distancia, que un contrabandista corso convirtió en una madriguera de droga. En el caso de este año, los narcotraficantes escaparon y las detenciones se acabaron practicando en Almería al poco tiempo.

La Guardia Civil asegura que esto es fruto del "efecto desplazamiento" por "la presión fortísima" que viven los narcotraficantes en el sur de la Península Ibérica. Según el jefe de la Guardia Civil en Catalunya, José Luis Tovar, en Andalucía ha habido un "cambio de paradigma" en el tráfico de drogas, con un auge de la violencia y los problemas sociales, lo que ha hecho que los criminales busquen "lugares menos comprometidos". "Pero se equivocan pensando que Catalunya es uno de estos lugares", ha advertido este miércoles en rueda de prensa tras anunciar la desarticulación de uno de los grupos criminales más importantes de hachís en Catalunya, que engancharon descargando lanchas en una cala del Garraf.

En 2018 el gobierno español activó un plan de choque en el Camp de Gibraltar para reforzar la vigilancia a lo que se considera la puerta de entrada del hachís a Europa. De hecho, se cuantifica que un 70% de esta droga en el Viejo Continente pasa por España. Con el parón por la pandemia, las bandas criminales acumularon stock y tuvieron tiempo para organizar nuevas rutas, haciendo del litoral catalán un punto de entrada interesante. En primer lugar, porque existe menos vigilancia policial. Y en segundo lugar, porque está más cerca de la frontera, lo que disminuye los riesgos del transporte por carretera –aunque se incrementan los de transporte por mar–. A este proceso le ha jugado a favor la gratuidad de la autopista AP-7, donde también ha crecido la intercepción de droga.

Hachís por mar, marihuana por tierra

La última memoria del ministerio del Interior publicada, del 2021, pone de manifiesto el aumento del tráfico de hachís después de una década de estancamiento. La incautación aumentó un 43%, aunque el mayor problema, sobre todo en Cataluña, sigue siendo la plantación y el tráfico de marihuana; Cataluña es la segunda comunidad después de Andalucía donde hay más intervenciones. De hecho, de 2020 a 2021 casi se triplicaron, "y España se consolidó como un país productor de marihuana y productor de plantas de cannabis con destino principal en Europa, con el predominio de grandes plantaciones outdoor". Los Mossos desarticulan de media dos operativos al día, y un 40% de los detenidos tienen nacionalidad española. En la mitad de los casos se trata de la primera detención por tráfico, lo que supone que este negocio está arraigando en la sociedad, y se teme que la delincuencia asociada al cannabis se convierta pronto en un problema “estructural”.

En cuanto al hachís, el primer mensaje de alerta para la Costa Brava llegó en la primavera del 2022 desde las Terres de l'Ebre. A raíz de la detención de tres pescadores corrompidos por bandas de narcotráfico en las Casas de Alcanar, el jefe de la comandancia de la Guardia Civil en Tarragona, Jordi Verger, alertaba del "efecto desplazamiento" de las bandas por el incremento de la presión en el sur de España" "Esto nos hace prever que de cara al futuro se pueden trasladar a las provincias de Barcelona y Girona", sentenciaba.Y dicho y hecho: al poco los Mossos sorprendían a 15 personas descargando por mar 5 toneladas de hachís en Mataró, y en octubre del año pasado se desmontó uno hub de fabricación de narcollajas en el Alt Empordà. Según la investigación conjunta de los Mossos y la Guardia Civil, los detenidos ofrecían todo tipo de servicios de intendencia para traficar por el Mediterráneo.

Una quincena de narcollanchas

La costa del delta del Ebro y Tarragona es, de lejos, la más afectada por las narcolanchas en Cataluña. Entre 2021 y 2022 la Guardia Civil y decomisó nueve lanchas ilegales. Ahora bien, los datos provisionales de este 2023 muestran cómo la presión se ha ido incrementando más hacia el norte del litoral. Según datos publicados por El Periódico, los Mossos han recuperado cinco narcolanchas abandonadas sin tener en cuenta la de Begur –de la que solo se ha encontrado la furgoneta, pero la investigación secreta sigue en curso–. Son dos en Mataró y otras tres en Viladecans, Sitges y Sant Pol de Mar. La zona costera de Barcelona es, pues, también una de las que sufren presión.

En alerta por el uso de armas de guerra

La Guardia Civil ha lanzado este miércoles una alerta sobre el uso de armas de guerra entre las bandas de narcotráfico de hachís para protegerse de posibles robos. Lo ha hecho en rueda de prensa desde el cuartel de Sant Andreu de la Barca tras anunciar la desarticulación, el pasado 30 de agosto, de uno de los grupos criminales más importantes en tráfico de hachís, con 5,7 toneladas de droga intervenida y 50 detenidos. La última acción se centró en la cala de Vallcarca de Sitges, donde los agentes intervinieron 4,5 toneladas de hachís y cinco armas preparadas para disparar, además de detener a 17 personas. Pero en el conjunto de los operativos de los últimos cuatro años para desarticular el entramado criminal, la Guardia Civil ha realizado hasta 50 detenciones en operaciones que les han llevado desde Valencia hasta Figueres, pasando por Mataró, Vallirana, Tarragona y Vilafranca del Penedès . La Guardia Civil ha destacado que el auge de uso de armas en el tráfico de drogas se debe sobre todo al "alto nivel de inversión" que han hecho los grupos para especializarse a la hora de transportar la droga . "Lo estamos detectando tanto en el mar como en las plantaciones de marihuana, donde ya nos han recibido con disparos más de una vez", ha explicado el jefe de la Guardia Civil en Catalunya, José Luis Tovar.

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