Violencia machista

¿Qué es la cultura de la violación que Irene Montero relaciona con el PP?

Hace cinco décadas que el feminismo usa este concepto, que justifica y normaliza las agresiones contra las mujeres

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Imagen de la manifestación en Barcelona.

BarcelonaDespués de días recibiendo los ataques e insultos de la derecha y ultraderecha por la ley del solo sí es sí, la ministra Irene Montero ha cogido el micrófono este miércoles en el Congreso y ha acusado al Partido Popular de fomentar la "cultura de la violación". Este es un concepto que ha tenido éxito entre el movimiento feminista porque ejemplifica hasta qué punto el patrón de las violencias sexuales está asumido por la ciudadanía.

1.

¿Qué es la cultura de la violación?

La expresión surgió en los años de libertad que supuso la década de los 70 en Estados Unidos para referirse a toda una estructura que se adentra profundamente en casi la totalidad de las sociedades y culturas para normalizar y justificar la violencia sexual hacia las mujeres. La idea primordial es que la mujer es solo un cuerpo que está constantemente al servicio de satisfacer el placer de los hombres, sin tener en cuenta sus propios deseos. Todo alimentado por los estereotipos de género: las mujeres sumisas y con poca inclinación por el sexo, y los hombres dominantes, fuertes y masculinos. Estos conceptos son omnipresentes, señala la ONU, y está tan arraigada que se muestra en la manera de hablar, de moverse, de pensar, y se ha trasladado a las canciones y al cine, lo que ha perpetuado los estereotipos.

2.

"Iba provocando"

En este aspecto, se tiende a responsabilizar directamente a las mujeres de los abusos que sufran. Expresiones como por ejemplo "Llevaba una falda demasiado corta", "Caminaba provocando", "Es una calientabraguetas" o "Folla como una puta" son tan habituales que se han normalizado, hasta el punto de que más de un juez las ha incluido en las sentencias para justificar el comportamiento abusivo de un acusado. Las mujeres, pues, son las culpables de aquello que les pasa, y no lo es el agresor, que se ha dejado llevar por la pasión, un pronto o guiándose por una señal de la víctima.

3.

"Soy yo, tu marido"

Rompiendo el tópico de un desconocido asaltando a una mujer en medio de un callejón oscuro, las estadísticas policiales apuntan a que los agresores son básicamente la pareja, los amigos o los compañeros de trabajo. Este conocimiento, esta relación cercana, hace que muchas de las víctimas no denuncien los casos e, incluso, apuntan las expertas, no sean conscientes que han sido abusadas o, por el contrario, se crean responsables de haber permitido que aquello pasara.

4.

"Pensaba que te gustaba"

En este punto, tanto la ley del solo sí es sí como las campañas institucionales contra la violencia machista se basan en poner bajo la lupa al agresor y explicar qué es el consentimiento, el sí, en una relación íntima. Por eso, aprovecharse de una mujer que ha perdido el sentido (por consumo de drogas, por fármacos o por estar profundamente dormida) para mantener relaciones sexuales es una agresión sexual, independientemente de si la mujer con plenas facultades hubiera sentido deseo. Las mujeres, cuando dicen que no, quieren decir que no.

5.

No cierres los ojos

La ONU afirma que ponerle nombre es el primer paso para romper las bases de la cultura de la violación y anima a todo el mundo a observarse y analizar los comportamientos y expresiones para erradicar el machismo imperante. Es la tolerancia cero y también la revisión de la masculinidad. Por eso, es importante que en los ambientes familiares, laborales o educativos se rompan las complicidades entre los hombres, que crean camaraderías alrededor de confidencias y fanfarronerías machistas.

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