Núria Marín: "Me da mucha rabia que por ser periodista del corazón me hayan mirado por encima del hombro"
Periodista
BarcelonaNúria Marín (Viella, 1981) es una de las nuevas caras de TV3 esta temporada –es colaboradora del Està passant y presentará Love cost, un espacio de citas–, pero no es precisamente nueva en el mundo de la televisión. Hace años que forma parte del universo Mediaset: actualmente presenta Socialité y ha pasado por muchos otros programas de la casa, como Cazamariposas o el ya desaparecido Sálvame. Además, su perfil de TikTok es un imprescindible para aquellos que desean seguir la actualidad del corazón explicada de forma distendida.
Nueva colaboradora del Està passant, presentadora del nuevo dating de la plataforma de TV3... ¿Si fueras Taylor Swift podríamos decir que ha comenzado tu era TV3?
— [Ríe] ¡Que me compares con Taylor Swift... ahora quiero hacerte un regalo! Estoy supercontenta de meter un pie en TV3, porque era la tele que miraba en casa, cuando vivía en Viella, y también la que miraba con mi tía y mi abuelo cuando fui a vivir a Lleida. Y al final yo decía: "¿Por qué no me llaman de TV3? Trabajo en la tele, soy catalana". Y creo que era porque no sabían que era catalana. Cuando me llamaron para hacer el Està passant enseguida dije que sí porque me apetecía mucho hacer algo relacionado con el humor. Poder mezclar humor y cotilleo me encanta. El corazón es algo frívolo que tienes que tomarte con humor, no es sano tomártelo muy en serio. Y el dating es genial porque es un registro muy diferente, muy fiel a mi forma de ser: puedo ser muy empática, pero también tengo un punto de puñetera.
Decías que mucha gente no sabía que eras catalana. Quizás lo descubrieron cuando fuiste de entrevistada al Zona franca...
— Quizás sí lo sabían, pero lo que más ha sorprendido es que sea una chica que está todo el día en el AVE, entre Madrid y Barcelona, en Mediaset y en TikTok, y luego me oyes hablar y soy súper de pueblo. Creo que esto ha sido la mezcla perfecta. Soy muy de pueblo. Tengo este lado, entre comillas, más sofisticado o cosmopolita, y después soy una futura abuela de Catalunya: lo que más me gusta en el mundo es ir al mercado a hablar con las señoras, cocinar en mi casa y tender la ropa en el balcón. Esto es lo que me gusta a mí.
Tú hace mucho tiempo que te dedicas al corazón y a la crónica social, que son dos temas que parecía que en Catalunya daban respeto o no gustaban. ¿Se ha perdido el miedo?
— En mi caso, el mérito lo tiene Mònica Terribas, que me fichó en el 2014 e hice cinco temporadas en El matí de Catalunya Ràdio haciendo una sección de corazón. Yo hablaba absolutamente de todo. Y era muy divertido porque a Mònica también le gusta el juego de decir "¿pero ese quién es?" o "¿de quién me estás hablando?" y descubrir otro mundo que al final son historias humanas, y algunas enganchan muchísimo. Es verdad que en TV3 faltaba, pero de repente ahora está el programa de Catalunya Ràdio Que no surti d'aquí, están Las Mamarazzis (Laura Fa y Lorena Vázquez)... Poco a poco los profesionales del corazón hemos reivindicado nuestro sitio en Catalunya y creo que está muy bien. No sé por qué la gente es tan esnob en el periodismo: me da mucha rabia que por ser periodista del corazón me hayan mirado por encima del hombro y a los periodistas de deportes no. ¿Por qué? ¿Por qué la prensa del corazón la consumen mujeres y la prensa de deportes varones? El trasfondo es machista: la prensa del corazón es para las marujas. Pues no. Hay mucha gente que se distrae con la prensa del corazón. Creo que tendríamos que dejar de ser tan esnobs.
¿Qué aprendiste de Mònica Terribas?
— Como diría Paquita Salas, Mònica Terribas es 360: tiene mucha vis cómica, es irónica, sabe hurgar, no se conforma con la primera respuesta. Me gusta mucho la gente que pregunta y repregunta, porque hoy en día echo mucho de menos en el profesional de la comunicación que se escuche más al otro. Se repregunta muy poco, en la tele y en la radio, y eso me pone muy nerviosa. La gente se escucha mucho a sí misma, y lo veo mucho en las nuevas generaciones. En cambio, Mònica siempre quería incidir en lo que le explicaban.
Ahora estás colaborando con el Està passant. ¿Cómo está siendo la experiencia de comentar noticias del corazón con Toni Soler?
— Pues con Toni Soler está pasando lo mismo que con Mònica. Me gusta mucho este registro de persona muy formada, con mucha cultura, pero que a su vez tiene la inquietud de conocer otros mundos. Yo no he oído en ningún momento que tuviera un prejuicio conmigo o que me miraran por encima del hombro. En absoluto, me acogió muy bien y juega mucho con mi mundo.
Tú sigues vinculada a Mediaset, un grupo que lleva la etiqueta de "telebasura". ¿Se te ha juzgado de una determinada forma por trabajar en Telecinco?
— Mira, como yo también me he dedicado a juzgar a los demás, si quieren juzgarme a mí tienen todo el derecho. Sería muy injusto que dijera lo contrario, y yo lo soporto porque va con mi trabajo. Pero sí creo que decir según qué cosas es faltar al respeto a toda la gente que consume nuestros programas y que merecen nuestro respeto.
¿Cómo viviste la cancelación de Sálvame?
— La noticia me cogió en Londres, porque íbamos a hacer el especial de la coronación de Carlos III para Socialité. Estábamos en el puente de Westminster, esperando para realizar unas pruebas técnicas, y me pasaron el titular de la noticia y quise pensar que era mentira. Hacía muchos meses que recibíamos fake news y mucha toxicidad: fue una etapa en la que ya no sabías distinguir qué era ruido del sonido real. Fue un shock. Al día siguiente, cuando conecté con María Patiño desde Londres, casi me pongo a llorar. Sabíamos que podía pasar, porque cuando trabajas en la tele siempre sabes que el programa puede acabar, pero Sálvame iba bien de audiencia.
Tienes mucha presencia en redes sociales, donde tienes un perfil muy consolidado. En TikTok tienes casi 2 millones de seguidores. ¿Cómo se gestiona esto?
— Yo me perdí el boom de Instagram porque estaba con Cazamariposas, dirigiendo y presentando, y no llegaba. Me llamaban de agencias y me decían: "Ponte las pilas con esto, porque tienes buen perfil". Se gana mucho dinero con las redes sociales, pero yo no tenía tiempo porque mi sueño siempre ha sido la televisión. Pero tuve un parón de tele y empecé a tontear con TikTok, contando las cosas que me apetecía contar y que quizás no tenían cabida en televisión porque eran más de nicho. Funcionó muy bien. Y empecé a hacer los vídeos de Royal salseo, que fue un boomespectacular: me pilló la muerte de la reina Isabel II, Enrique y Meghan, Leonor yendo a estudiar al internado... Todo me vino dado, y yo solo tenía que recoger lo que estaba pasando. Se me da bien crear un lenguaje propio, creo que es herencia de haber trabajado en la Super Pop hace muchos años. Ahora las redes son un segundo trabajo.
¿Podrías vivir solo con lo que ganas de redes sociales?
— Sí, podría vivir solo de las redes sociales. No me estoy forrando, pero tendría un sueldo normal. No soy influencer, creo contenido. Ser creadora de contenido es un segundo trabajo, para mí lo primero siempre es la tele.
¿Qué futuro te imaginas para ti en televisión?
— Yo me veo superpolivalente, y por eso estoy contenta de que me hayan dado la oportunidad de hacer Love cost, que es algo que nunca había hecho. Me apetece mucho demostrar que tengo otros registros. A mí lo que me gustaría hacer es un magacín de actualidad y poder tocar un poco de todo. Me gusta hacer show y hacer el payaso, no me importa salir hecha un desastre en la tele. No tengo sentido del ridículo, pero a la vez también me gusta tocar temas serios.
Por último, si alguien quiere seguir la actualidad rosa, ¿de qué temas tendría que estar pendiente ahora?
— Ahora hay que estar pendiente de todo lo que ocurra con los influencers en redes sociales y realizar un seguimiento con pensamiento crítico. Y después Shakira y Piqué, y Rosalía y Rauw Alejandro. Y dejar de dar importancia a personajes como Tamara Falcó, que son personas que predican cosas que, para mí, son peligrosas.