La decisión del Sabadell no será inocua para Cataluña

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Josep Oliu, presidente del Sabadell

El presidente del Banc Sabadell, Josep Oliu, que acaba de cumplir 75 años, se enfrenta sin duda a la decisión de su vida con la oferta de compra que ha realizado el BBVA para adquirir la entidad catalana. La decisión, además de las consecuencias para accionistas y empleados, tendrá gran impacto en el tejido empresarial catalán, sobre todo las pymes, que tienen en el Sabadell un aliado histórico. Las primeras señales que llegan de personas que conocen a Oliu es que está dispuesto a intentar retener la autonomía del banco, pero habrá que estar atento a todos los movimientos que puedan existir en los próximos días.

De entrada, sin embargo, hay que ser consciente de que el resultado de la operación, de confirmarse la venta, no sería inocuo para Catalunya, que perdería una de sus cinco principales empresas y un actor económico especialmente importante. No hace falta ser catastrofistas, pero la historia de la desaparición de las cajas de ahorro da pistas sobre cuál puede ser el destino final del Sabadell. La decisión no es fácil. En un plato de la balanza hay una oferta que podría hacer ganar mucho dinero a los accionistas, y en la otra, la desaparición de una entidad fundada en 1881 que ha llevado el nombre de Sabadell a todas partes y que ha sido un buque insignia de la empresa catalana. Seguro que Oliu debe estar pensando en todos estos factores y también en cuál será su legado para Cataluña y su ciudad.

En todo caso, la situación por la que pasa el Sabadell no es ajena a una tendencia global que ya lleva años establecida y que está desdibujando los poderes económicos locales o regionales en favor de grandes fondos de inversión que sólo buscan crecer y crecer para crear caja rápido o grupos multinacionales que sólo buscan optimizar recursos. Lo hemos visto en los últimos años con ejemplos como Freixenet, controlado ahora por un grupo alemán, o Codorniu, de un fondo de inversión estadounidense. El Sabadell es una entidad exitosa y saneada, que ha multiplicado su valor en los últimos años, pero que no tiene el tamaño de sus competidores. ¿Hay sitio en el mundo actual para un banco de tamaño medio como el Sabadell o todo deben ser megabancos? Ésta es una pregunta difícil de responder pero que interpela no sólo a Catalunya sino a Europa en su conjunto.

Quizás la solución sería que hubiera alianzas interestatales de bancos de un tamaño similar al del Sabadell, de forma que se pudieran proteger mutuamente ante las ofertas de los mayores. En cualquier caso, parece que la máxima de que "Catalunya necesita más entidades financieras y no menos", que repiten tanto la consellera de Economía, Natàlia Mas, como el propio president Aragonès, es de sentido común. Cuanto menos actores menos competencia, y cuanto más actores grandes con centros de decisión alejados del territorio, menor conexión con las especificidades de la economía de escala regional o local.

Todo esto debe estar pasando por la cabeza de Oliu estos días. Deseamos que el presidente del Sabadell, que es uno de los principales artífices de los excelentes resultados de Puig que vemos ahora, resista el andén.

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