Estilos de vida

"Dejarse canas es un acto de rebelión"

La pandemia ha disparado el número de mujeres que optan por no esconder el envejecimiento de su pelo

BarcelonaGeorgina Font tiene 38 años y decidió dejarse de teñir durante la pandemia. Reconoce que fue una decisión “difícil”, a pesar de que hacía mucho tiempo que le daba vueltas. “Asociamos las canas con hacerse mayor, pero a mí me empezaron a salir a los 28 años y por eso me empecé a teñir porque sentía que todavía era joven”. Pero con la pandemia, encerrada en casa y sin posibilidad de ir a la peluquería, se hartó. “Creo que dejarse las canas es un acto de reivindicación de la naturalidad”, explica, mientras apunta que en su entorno ve dos tendencias muy diferentes: “Por un lado, está la generación de mi madre, mis tías, etc., que se siguen tiñendo. Y, por otro lado, tengo amigas y conocidas de mi edad que cuando les empiezan a salir canas no se tiñen porque no es una preocupación para ellas”.

Cree que hoy ha cambiado un poco la narrativa e incluso puede llegar a ser cool dejarse las canas –“hay chicas jóvenes que se lo decoloran”, dice– y destaca que “es un paso mucho más fácil que otras decisiones estéticas ligadas al discurso feminista, como por ejemplo no depilarse”. Y concluye: “La sociedad acepta mucho mejor que no te tiñas las canas que que no te depiles. Eso todavía es muy tabú”. 

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En la misma línea se expresa Bruna Álvarez, antropóloga y profesora de la UAB, que reconoce que actualmente “hay un gran cuestionamiento de los cánones de belleza desde los feminismos": "Estos posicionamientos están llegando a mujeres con una posición de empoderamiento que se han hartado: algunas se dejan las canas y otras, quizás menos, dejan de depilarse”. 

El confinamiento, momento clave

Álvarez cree que hay una “pequeña tendencia creciente” de mujeres que han decidido no teñirse. “Creo que influyó mucho el confinamiento y la sensación de ir con chándal y sin arreglar todo el día, y a esto se suma que cada vez aparecen más voces que manifiestan una crítica hacia la desigualdad en el proceso de envejecimiento entre hombres y mujeres: está claro que las canas son el gran símbolo del envejecimiento, pero para los hombres es un rasgo que los hace interesantes y en cambio a las mujeres nos hace perder el interés”.

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Otra mujer que aprovechó el confinamiento para dejar de teñirse es Annachiara Sechi, de 45 años. Esta italiana establecida en Barcelona explica que la pandemia le facilitó tomar una decisión que hacía tiempo que valoraba: “Siempre lo había pensado y había tenido cerca a mujeres, sobre todo del sector del diseño y la arquitectura donde había trabajado, que llevaban el pelo gris con clase y buen gusto, y siempre había relacionado esta decisión con una actitud de mujer determinada, segura de ella misma, con una estética cuidada y sofisticada”.

Sechi recuerda: "Siempre me había dado mucha pereza pasarme horas en la peluquería, no me gusta nada, y cuando tienes poco tiempo para ti lo último que quieres es pasarlo haciendo cosas que no te gustan. Por eso con el confinamiento me decidí”. Destaca que su pareja la animó, a pesar de que sus hijos no estaban nada de acuerdo: “Les daba vergüenza tener una madre con canas y pelo corto”, dice. Porque también decidió hacer un cambio de estilo y cortárselos à la garçon. Ahora, cuando mira atrás, valora aquella decisión muy positivamente. “Ha sido una liberación –asegura–, ya no me preocupa qué dirán y pienso que quien no entiende una decisión así quiere decir que no tiene resueltos sus propios prejuicios. Yo me veo y me siento bien”. 

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Bruna Álvarez explica que estas decisiones que aparentemente parecen fáciles e intrascendentes en realidad “requieren un trabajo personal previo” como el que describe Sechi. “Todas las mujeres sabemos que en algún momento tendremos canas, pero no estamos entrenadas porque es un símbolo de envejecimiento, es mostrar que te haces mayor y aceptarlo cuesta mucho”, afirma. 

Un vistazo a la historia

Pero, ¿cuándo empezó todo esto? Sílvia Rosés Castellsaguer, historiadora de la moda, explica que fue en Antiguo Egipto cuando las mujeres se empezaron a teñir: “Lo hacían con miel y limón y exponían el pelo muchas horas al sol, pero también utilizaban orina para fortalecerlos”. Lo que querían era tener el pelo de color rubio “porque era el de la gente que no trabajaba, de los ricos y privilegiados, y como la moda siempre ha estado marcada por cuestiones de clase, esto era muy importante”. 

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Para Rosés está claro que las mujeres sufren una presión estética que no tienen los hombres: “Desde siempre ha habido una gran presión para ser bellas y actualmente el canon estético es clarísimo: tenemos que ser jóvenes y delgadas y estamos obligadas a cumplirlo porque si no desaparecemos”. 

Una de las que recientemente también se ha decidido a dejarse canas es Ruth, de 53 años, de Barcelona, que hace tres años que no se tiñe: “Yo me gusto más teñida –reconoce–, pero es lo que hay, lo he aceptado y no pasa nada. Para mí teñirme era una esclavitud, me costaba dinero y tiempo y no me gustaba ponerme aquellos productos químicos en la cabeza que seguro que no son buenos, así que tomé la decisión y ahora ya no me echaré atrás”. “Me cansé de la presión social que sufrimos las mujeres para no demostrar que envejecemos, estaba harta”, añade. Aún así, reconoce que su nueva imagen todavía le sorprende: “Cuando me veo en las fotos pienso: '¡Qué mayor parezco!' Pero creo que todo es cuestión de aceptar el paso del tiempo, a mí hacerme mayor no me supone un problema, solo me sorprende verme con canas”. 

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Ruth dice que en su entorno cada vez más mujeres están optando por dar el paso. “Creo que la pandemia impulsó a muchas mujeres a hacerlo”, dice. Annachiara Sechi se expresa en términos parecidos: “Cada vez hay más mujeres que se dejan el pelo al natural. También veo más referentes y esto ayuda y se agradece mucho, a pesar de que para mí el objetivo no es que todas las mujeres se dejen de teñir, sino que quien quieran pueda hacerlo libremente y sin presión”. 

En cuanto a las referentes, es cierto que poco a poco han ido surgiendo caras conocidas sobre todo del mundo del cine y la televisión que han dado el paso. Actrices como Andie Macdowell, Sarah Jessica Parker y Cynthia Nixon, modelos como Helena Christensen y personajes de la monarquía como Kate Middleton y la reina Leticia se han dejado ver, más o menos, con canas.

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“Lo interesante de estos referentes es que a menudo hacen reflexiones sobre el tema”, dice Bruna Álvarez. “Son mujeres con un perfil público que cuando toman esta decisión son conscientes de su impacto e influencia y lanzan mensajes para reflexionar sobre el tema”, destaca. En cambio, para Sílvia Rosés estas mujeres “siguen encajando con el canon de belleza establecido y lo que hacen es simplemente dejarse canas”. “Son todas mujeres estupendas, con cuerpos muy normativos y creo que con esto se corre el peligro de blanquear la vejez porque realmente no es así, no son mujeres que representen a la mayoría de personas de su edad”, alerta.

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Divulgación en redes

La tendencia a dejarse canas va en aumento y por eso en redes encontramos, cada vez más, perfiles dedicados a este tema, normalmente gestionados por mujeres que han dado este paso y que comparten su vivencia, trucos y consejos. Una de las que tiene más éxito es Beatriz Patón, que con su cuenta foreveryoungbcn en Instagram –con más de 22.000 seguidores– ha creado una comunidad sobre todo de mujeres que han decidido dejarse las canas. “Yo dejé de teñirme hace 6 años y durante la pandemia vi un movimiento de mujeres que dieron el paso y pensé que me podría dedicar a la divulgación de este tema. Y esto es lo que hago”. El objetivo de sus perfiles en redes está claro: “Quiero quitar el miedo y los complejos alrededor de las canas, quiero demostrar que te puedes ver igual de guapa y maravillosa con canas que sin ellas. Tener el pelo blanco no es malo”, remarca. Y pone como ejemplo la batalla por desestigmatizar los cuerpos no normativos: ¿verdad que hoy en día sabemos que un cuerpo gordo puede ser tan bonito como cualquier otro? Pues con el pelo pasa lo mismo”.