Opinión

El día que supe que no sería madre

Ese día sentí miedo y a la vez una sensación muy grande de liberación

Barcelona¿Qué es la no maternidad por circunstancias? Supongo que para cada mujer significa una o muchas cosas diferentes, pero lo que compartimos todas las no madres por circunstancias, sin duda, es que somos mujeres que hemos deseado ser madres y por alguna razón no lo hemos sido. Circunstancias como la infertilidad, causas socioeconómicas (infertilidad social), menopausia precoz o enfermedades incompatibles con un embarazo, por ejemplo, son las responsables de que cada vez más mujeres no materialicen su (deseada) maternidad.

En mi caso lo que me impidió ser madre fue la infertilidad. Con un diagnóstico de infertilidad desconocida. Mi camino hacia la maternidad empezó en 2010 y duró 8 años. Durante los 7 primeros me quedé embarazada de forma natural o espontánea 4 veces. Todos los embarazos acabaron en pérdidas en las primeras semanas de gestación.

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Muchas pruebas, mucha soledad, mucha tristeza, miedo, incomprensión, muy poca información… un cóctel explosivo que me provocó una crisis vital que todavía hoy me pregunto cómo pude sostener tanto tiempo. A todo esto, añade preguntas intrusivas de la sociedad como “¿No quieres ser madre?” “Y vosotros, ¿para cuándo?”, “Se te pasará el arroz” y una lista muy larga que, desgraciadamente, muchas mujeres conocemos muy bien.

Quizás por esta presión social que sentía o por la que yo misma me ponía, quizás por miedo a no probar algo diferente (dentro de lo que estaba dispuesta a probar). el último de estos ocho años intentamos un tratamiento de reproducción asistida. Tengo que decir que en los últimos dos años de este proceso empecé a pensar en mis límites: físicos, emocionales, mentales, económicos, éticos y dónde ponerlos. Al mismo tiempo también empecé a hacerme muchas preguntas y, sobre todo, a contestármelas de forma honesta.

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Una sensación de liberación

¿Hasta dónde quería llegar para ser madre? ¿Deseaba ser madre o también era una necesidad derivada de esta presión? La respuesta, junto con la decisión final, llegó el 24 de diciembre de 2018, día en que me tocaba hacerme la prueba de embarazo después de la transferencia de los últimos embriones que teníamos. Ese día supimos que no seríamos padres de ningún niño vivo. Ese día sentí miedo y a la vez una sensación muy grande de liberación. Se había acabado. No quería ni podía continuar. No sabía hacia dónde iba, pero sí de dónde venía y no quería pasar ni un minuto más ahí.

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A partir de ese momento decidí no callar más y empecé a explicar mi (nuestra) historia. Decidida a colaborar para acabar con estos tabúes. Han pasado casi 4 años y no me arrepiento (tal como augura la sociedad) de nuestra decisión. Estoy convencida de que fue lo mejor para mí, para nosotros.

Pero haber querido ser madre y no haberlo sido, y aunque hace tiempo que mi luto está cerrado, no es fácil. A menudo la sociedad me recuerda que no tengo hijos, o me lo pregunta. A menudo siento que es difícil encajar como adulta en una sociedad en la que la gran mayoría de personas son madres y padres, a menudo siento que juzgan mi deseo anterior porque en la imaginación colectiva “si quieres ser madre, lo serás”. “Harás lo que haga falta”. Y no es así, no para todas las mujeres.

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Hay que hablar más de haber querido ser madre y no haberlo sido. Hay que hablar más de límites sanos. De la dureza de los tratamientos de reproducción asistida. Hay que hablar más de la aceptación, que no tiene nada que ver con la resignación, aunque mucha gente lo confunda. Hay que hablar más del luto de la no maternidad.

Hay que hablar más, una vez todo esto está trabajado, aceptado y digerido, y decir que la vida puede ser tan maravillosa como la que nos habíamos imaginado.