Tribunales

Estafa en la sanidad pública: revenden más de 700 tratamientos de fertilidad conseguidos con recetas falsas

Un trabajador de un CAP retiraba los productos y otra acusada los anunciaba en webs de reventa como Wallapop

Barcelona"No tenía ni un céntimo, no tenía dinero... Y estaba loca por ser madre", ha explicado Inmaculada C, una de las acusadas por estafar la sanidad publica que ha intervenido en el juicio que ha empezado este miércoles en la Audiencia de Barcelona. Esta vecina de un municipio de Sevilla buscó en páginas web de reventa hasta encontrar un precio que podía pagar por conseguir un tratamiento de fertilidad. La policía ya tenía constancia de este mercado “altruista” en el que mujeres que ya han logrado quedarse embarazadas revenden a un precio más bajo la medicación que ya no necesitan seguir tomando. Pero este caso era distinto. Inmaculada C. compró –y después revender– medicamentos que logró a través de un hombre, Jorge A., que no les había pagado. Él mismo ha admitido este miércoles en la Audiencia de Barcelona que durante más de un año logró a coste cero hasta 722 cajas de tratamientos de fertilidad en una farmacia presentando 564 recetas falsificadas.

Según ha explicado en la primera sesión del juicio, Jorge A. falseaba recetas con talonarios robados en el CAP Barraquer de Sant Adrià de Besòs, donde trabajaba en el servicio de limpieza y desde donde tenía acceso a información de los pacientes de otros ambulatorios de la zona. La estafa, que también involucra a una clínica de fertilidad de Palma, costó 226.239 euros al Instituto Catalán de la Salud (ICS), que se ha personado como acusación. El principal acusado, al que la Fiscalía reclama una condena de 17 años de cárcel, ha reconocido que entre 2016 y 2017 se llevó talonarios enteros de recetas en papel y los convirtió en prescripciones de tratamientos, subvencionados al 100%, añadiéndole hay el sello del médico y la etiqueta del paciente. De hecho, este miércoles desfilaron por la sala de juicio cerca de una decena de médicos que, teóricamente, habían prescrito tratamientos de fertilidad, pero que no reconocen su firma en las recetas. Además, trabajan en especialidades que nada tienen que ver con los tratamientos de fertilidad.

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Según las acusaciones, al menos otras tres personas estarían involucradas en esta estafa. Se trataría de la madre de Inmaculada C., una farmacéutica, Susanna C., y la propietaria de una clínica de reproducción asistida que redirigió a pacientes para que compraran tratamientos más baratos, Belén L. Quien se enfrenta a la petición de condena más alta es Jorge A., por quien la Fiscalía reclama 17 años de cárcel, seguido de Inmaculada C. (11 años y medio), su madre (9 años), Belén L. (4 años) y la farmacéutica Susanna C .(4 meses).

Quince recetas a la vez

En el momento de los hechos, y aunque ya estaba muy extendida la receta electrónica, seguía habiendo papel. La normativa también dice que es necesario mostrar la tarjeta sanitaria del paciente. ¿Cómo lo hacían Jorge A. e Inmaculada C. para conseguir que se les dispensara los tratamientos?

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En su declaración, el acusado ha explicado que, una vez falseado las recetas, iba a la farmacia más cercana al CAP donde trabajaba y pedía a Susanna C. los medicamentos. "Yo le daba las recetas y ella me daba los productos. Me preguntó: «¿No son muchos?». Yo le dije: «Sí, ¿no pasa nada, no?», y ella me dijo: «No, no pasa nada», explicó. Por su parte, la farmacéutica se excusó diciendo que confiaba en la veracidad de las recetas y que pensaba que el hombre era "un buen cliente". Con esas ventas, insistió, logró unos beneficios "muy pequeños", que cifró en unos 15.000 euros a lo largo de más de un año.

Durante ese año, Jorge A. fue un habitual en la farmacia. De hecho, ha reconocido que algunos días presentaba una quincena de recetas a la vez, a nombre de distintos pacientes. "Iba cada día", corroboró Inmaculada C. De hecho, lo que levantó las sospechas fue la gran cantidad de recetas subvencionadas de este tipo de fármacos que dispensó la farmacia. Como ha explicado en el juicio un investigador de la Guardia Civil, la administración lo denunció tras realizar una inspección en el local, donde la farmacéutica describió al hombre que le compraba los tratamientos.

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Una vez retirados los tratamientos, Jorge A. los enviaba hasta Sevilla para que Inmaculada C. los reviniera. Tras un primer contacto por la web Milanuncios cuando ella buscaba un tratamiento que pudiera pagarse, la mujer acabó haciendo de intermediaria y ella misma ofrecía a Wallapop y otras páginas los medicamentos que le llegaban. Después, aseguró, transfería al otro acusado parte de los beneficios que había logrado.

La madre de Inmaculada C., Concepción, también está acusada porque alguna vez entregó y cobró paquetes a las clientas de su hija. Ambas aseguraron que la madre nunca supo qué había detrás de esos tratamientos, sino que pensaba que su hija estaba vendiendo los medicamentos que ya no utilizaría porque había desistido de intentar quedarse embarazada.

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Envíos a Palma

A partir de los anuncios que publicaba para vender los tratamientos, Inmaculada C. recibió una llamada de Belén L., también acusada y directora de una clínica de fertilidad en Palma. La acusada ha explicado que llegaron al acuerdo de que ella le enviaría medicación gratuita a cambio de que la profesional la recomendara a sus pacientes, a los que también envió fármacos que le compraron. "Me daba las mejores clientas, porque no tenía que hacer publicidad ni nada", explicó. Por contra, la directora del centro médico ha asegurado que sólo la recomendó a las pacientes que veía con dificultades para pagar el tratamiento después de muchos intentos fallidos.