La frase premonitoria de Macron sobre el futuro de Europa
Pocos mandatarios tienen la elocuencia de Emmanuel Macron. Incluso por pronunciar proclamas que acaban convirtiéndose en lapidarias. "La Unión Europea está amenazada por enemigos externos y por enemigos internos", dijo Macron a finales de mayo, en plena campaña electoral para las europeas. La advertencia la hizo desde Alemania, país del canciller Olaf Scholz. Trece días después, Macron y Scholz eran derrotados –y heridos, y zarandeados– por los enemigos internos a los que hacía referencia.
Macron y Scholz son hoy los dos grandes perdedores de estas elecciones en la UE. Son también síntoma de una nueva Europa, que parece haber olvidado las oscuras páginas de la vieja. La extrema derecha sigue culminando su proceso de normalización en el mapa político europeo.
Convivimos con datos históricos, como Reagrupament Nacional, de la ultra Marine Le Pen, ya sea el primer partido político de Europa en número de escaños. O que en cinco de los seis países fundadores de la UE, la derecha radical tenga una base sólida, consolidada y en efervescencia. O que el eje franco-alemán, motor de Bruselas, se tambalee peligrosamente en un momento de riesgo directamente existencial.
Volvemos a los "enemigos" de los que hablaba Macron. Hay que imaginarse a los "externos" frotándose las manos mientras observan el trabajo de los "internos". Es necesario temer esta estampa. El futuro de Europa depende, en buena parte, de ese roce de manos.