“He tenido mucho miedo de que mis parejas desaparecieran de un día para otro”

"Los buenos seductores no se hacen los guapos sino que te hacen sentir guapa a ti". Lo dice la actriz y directora de cine Laura Jou, que durante una década fue la pareja de Carles Sabater, hasta su muerte hace veinticinco años. Pasa el tiempo, pero los recuerdos de la relación con el cantante de Sau siguen intactos. “Cuando le conocí, yo tenía 18 años y estudiaba en el Colegio de Teatro de Barcelona”, explica. Un día en el colegio hicieron un casting para un vídeo interno sobre los derechos humanos en el que Sabater dirigía a los actores y Jou fue una de las seleccionadas. “También estaba Santi Millán”, recuerda la actriz.

Empezaron los ensayos y, como Sabater hacía algo de todo, el día de la grabación fue él quien la maquilló. "Desde el principio se creó una atmósfera muy mágica entre nosotros. El primer día de rodaje, mientras me maquillaba, me besó. Me sorprendió porque no me lo esperaba, pero lo cierto es que Carlos era una persona muy bonita y luminosa, muy seductor, era imposible resistir. feeling desde el principio. Encajábamos como dos piezas de un puzle, desde el primer día hasta el último, y nos reenamorábamos cada cierto tiempo de una forma muy fuerte".

Un día perfecto para ellos era ir de compras al mercado, hacer una comida elaborada y ver un capítulo deOscar y Sherlock, una serie inglesa que compraban por fascículos. También pasear con el perro, ver conciertos en vídeo o leer poesía juntos. "La cotidianidad nos iba muy bien", asegura Jou. De él, dice, aprendió muchas cosas, como ser generosa con los amigos. “La forma que tenía de escuchar era muy bonita, estaba muy presente en las conversaciones y en el día a día. Era una persona con mucha sensibilidad”.

Su muerte en 1999 la dejó en choque. “El duelo fue muy intenso. Que fuera tan repentino me creó una herida de abandono y he tenido mucho miedo de que mis parejas desaparecieran de un día para otro”, explica, y añade: “Fue terrible, pero se supera”.

Para Jou, el amor es sobre todo “ser compañeros de viaje”. Con los años cada vez lo ve más de esa manera. “La sensación de andar con alguien es muy bonita. He sido víctima de grandes pasiones y con los años prefiero las relaciones en las que caminamos juntos. Creo al gozar de las pequeñas cosas, en las miradas cercanas y en las confrontaciones que no son un problema sino una oportunidad para crecer”.

En cuanto a Carlos, dice, sigue pensando casi cada día. "Sigue formando parte de mi vida".