Educación financiera

De la hucha a la hipoteca: ¿cómo enseñar educación financiera?

Desde los tres años ya se puede empezar a introducir hábitos de gestión del dinero con un consumo responsable

BanyolesNo es lo mismo el TAE que el TIN, ni un préstamo que un crédito. La complejidad de conceptos como el euríbor, el PIB o la inflación acaban de redondear la dificultad con la que se encuentran muchas familias a la hora de introducir la educación financiera en casa. De este tema se habla poco; mientras que otros, como la alimentación, las pantallas o el descanso, abundan. Dialogar abiertamente sobre el dinero y enseñar cómo gestionarlo, ya desde la infancia, aporta beneficios: fomenta la paciencia y el valor del esfuerzo, reduce el estrés financiero y promueve la autoestima. No sólo ayuda a hacerse rico.

Aunque pueda parecer muy pronto, a los tres años ya se puede empezar a introducir hábitos de gestión del dinero con un consumo responsable. “Los padres no necesitan ser economistas ni tener unos conocimientos profundos sobre economía; tan sólo aprovechar las situaciones de la vida cotidiana”, señala Sara Vicent, experta en educación financiera para familias. Comparar dos productos en el supermercado para ver cuál sale mejor es una buena opción para ponerlo en práctica. "Nos alargará el tiempo de la compra pero será una puerta abierta a preguntas y conversaciones enriquecedoras", puntualiza. A cambio del dinero, se puede obtener cosas. Así funciona la sociedad. Los niños ya lo ven eso, pero les cuesta entender de dónde salen los billetes y las monedas. “Hay que explicar que no crecen bajo tierra y que hay muchas maneras de conseguirlos”, matiza Elisa Martínez, consultora financiera. Para empezar a introducirlos en cuestiones financieras, el juego es la mejor herramienta: ya sea jugando en tiendas con objetos de casa y carteles del precio o utilizando monedas reales o fabricadas por nosotros con el fin de aprender su valor. “La neurociencia dice que el aprendizaje que se hace jugando y manipulando tiene una mayor implicación emocional y, por tanto, queda mejor fijado en el cerebro”, aclara Vicent.

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Los niños piden: después de algo quieren otra cueste lo que cueste. Un regalo que ayudará a detener esta conducta es una alcancía, porque les permitirá socializarse con conceptos y nomenclaturas financieras y, hacia los 6 o 7 años, ya podrán empezar a desarrollar hábitos. “Primero podrán guardar el dinero en efectivo, después lo podremos llevar al banco y abrir una cuenta corriente. Y, cuando sean mayores, ir al cajero automático”, ejemplifica Elisabet Ruiz-Dotras, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC), que subraya la importancia de que los niños entiendan que las cosas no se logran a cambio de nada. "Si compramos todo lo que piden no es tanto el consentirlos como el significado que implica: que pueden conseguir cualquier cosa sin esfuerzo". La forma en que los adultos se relacionan con el dinero contribuye a desarrollar una actitud saludable, económicamente hablando, dentro de la familia.

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En este sentido, los progenitores deben poder dar ejemplo en la gestión de sus propias finanzas. Iñaki Jiménez Largo, profesor de economía y de matemáticas, expone que se convierten en un modelo a seguir para los hijos. “Si los padres no pueden asumir las obligaciones de pago y constantemente financian sus compras, los hijos reproducirán esa misma actitud. Además, si ven que los padres no dan importancia al ahorro y el esfuerzo por conseguir las cosas, puede que los hijos no traten bien lo que compran porque es fácil conseguirlo”, añade. Por lo general, las finanzas son todavía un tema tabú en la sociedad. “Las personas no van diciendo el sueldo que cobran. Ni hablan del precio del dinero frente a los hijos, ni qué son los importes que se descuentan en una nómina... Entonces, se llega a los 20 años y se desconoce qué es una hipoteca e, incluso, de dónde salen los dinero de una tarjeta de crédito”, lamenta Martínez. No saber gestionar el dinero tiene consecuencias negativas para la salud. Lo dice la Organización por la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Según esta organización internacional, con una buena educación financiera disminuye un 20% la probabilidad de sufrir enfermedades como migrañas, estrés o ataques al corazón, problemáticas asociadas al estrés financiero. Se ha constatado que 9 de cada 10 personas sufren estrés financiero. "Si no les enseñamos de pequeños, nunca acabaremos con esta enfermedad que provoca angustia, insomnio, baja productividad...", dice Martínez. Una situación que, en palabras de Ruiz-Dotras, puede revertirse. “Está demostrado en varios estudios que una mejora en la educación financiera de la población mejora el comportamiento en cuestiones como el ahorro, la planificación de la jubilación, la adquisición de productos financieros de inversión o la selección de créditos, hipotecas o refinanciaciones”.

¿Cómo debe ser la paga?

La paga es una herramienta útil para empezar a trabajar los ingresos. Hasta los 12 años se recomienda que sea semanal y en efectivo. Según Elisabet Ruiz Dotras, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, es mejor "ganarse la paga a cambio de algún esfuerzo en lugar de regalarla porque no es bueno que sea sin motivo". Es preferible que no se vincule a responsabilidades académicas ni tareas de la casa. El importe dependerá de la situación financiera personal y familiar pero conviene que sea, al menos al principio, de importe bajo para aprender a desarrollar habilidades como decidir –y ver sus consecuencias–, marcarse objetivos, priorizar gastos, posponer la recompensa y tolerar la frustración de no tener el dinero suficiente para comprar lo que se quiere.

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Colchón económico de emergencia

A partir de los seis años ya pueden introducirse conceptos como ingreso, gasto, ahorro y gestión consciente. Vicent va más allá y apuesta por crear un colchón de emergencia. “El ahorro no es una cuestión negativa de restricción, sino que nos ayuda a conseguir nuestros objetivos de forma calmada”, resalta Vicent, autora del libro ¡Con el dinero no se juega! (Ed. Amat). Según ella, el ahorro no es lo que sobra a final de mes, sino un gasto fijo más al mes. “Este ahorro automático servirá para crear el hábito de abastecer el colchón de emergencia imprescindible para situaciones económicas imprevistas o delicadas de forma tranquila y sin un impacto negativo en las finanzas personales”.

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La hoja de ingresos y gastos , que también recoge la paga que pueden tener los jóvenes, les ayudará a esta edad a desarrollar las funciones ejecutivas de ordenar, priorizar, planificar y evaluar. “Desarrollarán la habilidad de análisis: ¿cuánto dinero tengo? ¿Cuántos me quedarán si me gasto?”, concreta Vicent. Para gastar el dinero de forma responsable, los expertos recomiendan hacer una lista de deseos. “Se apunta en una hoja lo que le gusta y cuánto vale. La norma es que no podrá comprarlo hasta que no haya sido escrito en la lista al menos una semana. El impulso de compra se enfriará y servirá para reflexionar si, realmente, lo que parecía una necesidad es sólo un deseo y no es necesario comprarlo”, propone. La digitalización de nuestro tiempo no ayuda a rebajar las compras impulsivas. Según Ruiz-Dotras, “con la tarjeta descontrolas más que si vas con el dinero en efectivo. Con la compra online, a menudo no sabes ni qué compras”. Sólo un 39% de los españoles optan por pagar en metálico y los mileuristas realizan el 80% de pagos con tarjeta. “Este fenómeno contribuye a que se pierda la conciencia del dinero y de su valor para que dejemos de tocarlo”, explica Ruiz-Dotras.

Aunque para muchos la economía pueda parecer otro idioma, la relación con el dinero es de por vida. “Estudien lo que estudien y tengan la profesión que tengan, necesitarán ir al banco para rentabilizar sus ahorros o contratar una hipoteca. Y esto se puede hacer bien si ya, desde pequeños, tanto en casa como en la escuela, suelen oír términos de educación financiera”, asegura Jiménez Largo, autor, entre otros, del libro Aprende economía. Una guía para todos (Ed. Pirámide). A su juicio, “nuestros jóvenes están dispuestos a perder tiempo para negociar la mejor tarifa de móvil o el mejor teléfono, pero no lo pierden cuando realmente toca, como a la hora de contratar una hipoteca, y esta decisión puede tener mucha influencia en su patrimonio en función de si sabes o no negociar con el banquero”.

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